Se trata de tres métodos de administración potenciales de uso tópico para prevenir la transmisión del VIH, alternativos a la profilaxis preexposición por vía oral o inyectable

USA – Internacionales.- El uso de tres dispositivos para la administración de la profilaxis preexposición frente al VIH (PrEP) por vía rectal resulta aceptable para una amplia mayoría de personas que practican sexo anal receptivo (hombres cis y trans y mujeres trans). Esta es la conclusión a la que llega un estudio estadounidenses cuyos resultados han sido publicados en la revista PLoS ONE.

Los microbicidas rectales son una variedad de PrEP frente al VIH de uso tópico, alternativa a la oral o la inyectable, que está siendo ampliamente estudiada. Se trata de una tecnología experimental destinada a administrar fármacos para prevenir la infección por el VIH en el tejido anal y rectal antes de mantener relaciones sexuales. Se espera que algún día los microbicidas ofrezcan protección profiláctica frente al VIH a las personas que no pueden, no les resulta deseable tomar o no tienen acceso a la PrEP frente al VIH por vía oral o inyectable.

Hasta la fecha, el método de administración más frecuente probado como microbicida rectal ha sido en forma de gel, similar a los lubricantes sexuales de uso común. Sin embargo, los investigadores no han podido desarrollar un gel seguro y eficaz que se extienda lo suficiente por el recto como para maximizar la protección frente al VIH. La inserción de cantidades suficientes de gel ha requerido que las personas utilicen un aplicador de plástico, un paso adicional que va más allá de la forma en que emplean los lubricantes y que puede significar que las personas sean menos proclives a usar geles o a disfrutar utilizándolos.

Con el objetivo de ofrecer más evidencia sobre esta cuestión, un equipo de investigadores de la Escuela de Enfermería de la Universidad de Pensilvania (EE UU) realizó un estudio cruzado y aleatorizado (MTN-035) para evaluar la seguridad, aceptabilidad y adherencia a tres modalidades de administración de fármaco con placebo (insertos de 1,5 cm de longitud, supositorios de 3 cm de longitud y enemas) después de su uso durante la práctica de sexo anal receptivo.

Se efectuó el seguimiento de cada participante durante aproximadamente de 3 a 5 meses, esperando que completara ocho visitas (incluidas las visitas de cribado e inscripción). Gracias al diseño cruzado del estudio, todos los participantes utilizaron cada uno de los tres productos durante cuatro semanas.

El estudio no disponía de grupo de control para establecer la comparación entre tres modalidades diferentes de placebo, ya que el objetivo no era comparar sino obtener tasas globales de aceptabilidad, adherencia y seguridad de cada modalidad de administración cargada con un placebo, sin fármacos que pudieran prevenir la transmisión del VIH.

Se llevó a cabo en cinco países: EE UU -Pittsburgh (Pensilvania), Birmingham (Alabama) y San Francisco (California)-, Tailandia (Chiang Mai), Perú (Lima), Malaui (Blantyre) y Sudáfrica (Johannesburgo). La recopilación de datos se efectuó entre abril de 2019 y julio de 2020 y se seleccionó a los participantes a través de diversas fuentes, como centros ambulatorios, universidades, centros comunitarios, sitios web y aplicaciones de redes sociales.

El estudio incluyó a unos 90 participantes de las tres ciudades estadounidenses y a unas 30 personas de cada uno de los demás países. De los 217 participantes (ninguno de ellos tenía el VIH), la gran mayoría (80%) eran hombres cis, cuyo sexo coincidía con el que se les había asignado al nacer. Del resto de participantes, 19 eran mujeres trans, 2 hombres trans y 2 mujeres cis. Todos ellos practicaban sexo receptivo en las relaciones sexuales con hombres. La edad media de los participantes era de 25 años -oscilando entre 18 y 35 años- y tenían diversidad racial y étnica.

Durante cada periodo de evaluación de cuatro semanas, los participantes declararon haber practicado sexo anal receptivo una media de casi cinco veces con una media de tres parejas sexuales masculinas. Los participantes informaron de la frecuencia de uso y la satisfacción (en una escala de 1 a 10) con los productos del estudio al final de cada periodo de cuatro semanas. Las puntuaciones iguales a 7 y superiores se consideraron de “alta aceptabilidad”.

La proporción de participantes que indicaron haber utilizado un método en todas las ocasiones en que practicaron sexo anal receptivo (es decir, al menos un uso a la semana) fue del 75%, para los insertos rectales, del 74%, para los supositorios y del 83% para los enemas. La tasa de personas que consideraron los insertos rectales, supositorios y enemas como de alta aceptabilidad fue del 72%, del 66%y del 73%, respectivamente.

Todas las modalidades de placebo se consideraron seguras, registrándose 33 eventos adversos leves, como malestar, dolor y diarrea. Se produjeron, asimismo, dos eventos adversos moderados, que fueron picor y malestar general. La adherencia total de los participantes por acto sexual de sexo receptivo fue similar entre los tres productos: insertos 58,9%, supositorios 58,0% y enemas 58,8%.

En general, de los tres métodos de administración para microbicidas rectales, los supositorios obtuvieron la puntuación más baja, con un 66% y un 74%, respectivamente, de personas que los utilizaban sistemáticamente y que los calificaban como de alta aceptabilidad. Más del 70% de las personas utilizaron enemas e insertos con regularidad, y más del 73% los calificaron ambos como de alta aceptabilidad.

La eficacia y efectividad de los fármacos emergentes para la prevención del VIH depende de modalidades de administración seguras y aceptables que sean fáciles de utilizar de forma sistemática.

Dado que en cada método se utilizó un placebo, el estudio no evaluó la eficacia de los microbicidas en la prevención del VIH. Otras limitaciones incluyen los sesgos que pueden derivarse de que las personas informen por sí mismas de los resultados y tengan que recordar su experiencia al final de un periodo de evaluación de cuatro semanas.

Como conclusión, los investigadores señalan que, si bien reconocen que es posible que sus resultados no se puedan aplicar a todas las personas que practican sexo anal receptivo, los tres métodos de administración ofrecieron un alto nivel de aceptabilidad, lo que ofrece opciones potenciales para prevenir el VIH entre las personas que pueden preferir (o tener mejor acceso a) la protección tópica frente al uso de la PrEP frente al VIH por vía oral o inyectable. No obstante, las futuras investigaciones deberán identificar y probar fármacos adecuados para su uso en estas tres modalidades con el fin de determinar si protegen frente al VIH.

Fuente: gTt-VIH

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