Dicho aumento respondería más a efectos secundarios de los antirretrovirales que a un retorno al estado de salud tras controlar la infección.

Denver – (EE UU).- Una serie de estudios presentados en la Conferencia sobre Retrovirus e Infecciones Oportunistas (CROI 2024), llevan a concluir que el aumento de peso asociado al inicio del tratamiento antirretroviral no es meramente un retorno al estado de salud previo a la primoinfección por el VIH, como apoyan algunos estudios, sino que detrás del mismo también subyacerían fenómenos de toxicidad.

Tras la llegada de los inhibidores de la integrasa, diversos estudios han evidenciado aumentos de peso tras el inicio del tratamiento antirretroviral basado en dichos fármacos. Aunque en la mayor parte de casos dichos aumentos sean poco destacables, en determinados subgrupos se cuantifican en entre 5Kg y 6Kg a los dos años y en algunas personas ello desencadena el desarrollo de obesidad.

Con relación a los aumentos de peso tras iniciar tratamiento antirretroviral por primera vez, se han puesto sobre la mesa dos posibles explicaciones principales: que el mismo es un efecto secundario de determinados antirretrovirales o que el aumento de peso es un indicativo de retorno al estado de salud previo a infectarse por el VIH. Esta última explicación presenta ciertos problemas, como que el aumento de peso se asocie a unos regímenes de antirretrovirales y no a otros, hecho que sus defensores atribuyen a que algunos antirretrovirales podrían contrarrestar el aumento de peso por tener como efecto secundario la pérdida de peso, lo que podría llevar a resultados antiintuitivos.

En el contexto de la CROI 2024 se han llevado a cabo algunas presentaciones que han aportado datos sobre este asunto y que podrían esclarecer la causa principal del aumento de peso asociado al inicio del tratamiento antirretroviral.

La primera de las presentaciones se centró en la cohorte CASCADE y analizó los datos de 5.689 personas que habían iniciado el tratamiento antirretroviral dentro de los primeros 12 meses tras la adquisición del VIH.

El 41% de los participantes iniciaron tratamientos basados en inhibidores de la integrasa, el 31% en tratamientos basados en inhibidores de la proteasa (IP) y el 19% los iniciaron basados en inhibidores de la transcriptasa inversa no análogos de nucleósido (ITINN).

En aquellas personas con menor índice de masa corporal (IMC), concretamente en aquellas por debajo de 18,5 Kg/m2, al iniciar tratamientos basados en inhibidores de la integrasa o IP, el aumento de peso fue superior a los seis meses y a los tres años en comparación con aquellas con tratamientos basados en ITINN.

En personas con IMC indicativo de obesidad, las diferencias entre los antirretrovirales sobre el aumento de peso fueron escasas, pero en personas con IMC normal el impacto de los inhibidores de la integrasa sobre el aumento del peso fue muy superior al observado con ITINN.

Dentro de los inhibidores de la integrasa, bictegravir (en Biktarvy®) y elvitegravir (en Stribild® y Genvoya®), al ser combinados con tenofovir alafenamida (TAF, en diversas coformulaciones), fueron los asociados a mayores aumentos de peso.

Otro estudio, llevado a cabo en EE UU, comparó los cambios de masa corporal de 11.888 personas con el VIH con los de 56.768 personas sin el VIH.

Tras ajustar por diversas variables que podrían influir al peso, no se observaron diferencias significativas en los aumentos de peso entre personas con o sin el VIH a lo largo de 3 años. Aun así, las personas con el VIH presentaron una probabilidad un 30% superior a la observada en aquellas seronegativas de pasar de una categoría de IMC a otra (por ejemplo, de un IMC normal a uno indicativo de sobrepeso).

El tercero de los estudios analizó de forma conjunta tres ensayos realizados en África e India. En dos de dichos ensayos se relacionó el uso de dolutegravir (Tivicay®, en Triumeq®, Dovato® y Juluca®) con un mayor aumento de peso, especialmente al combinarse con TAF. Un aspecto interesante de este análisis es que evidenció que el aumento de peso en aquellas personas con niveles de CD4 más bajos al inicio del tratamiento vino mediado por el uso de dolutegravir y TAF –en contraposición a tratamientos basados en efavirenz (especialidad farmacéutica genérica [EFG], Sustiva®, en Atripla®) y tenofovir disoproxilo fumarato (EFG, Viread®)–. El hallazgo sugeriría que un periodo prolongado de inmunosupresión favorecería los cambios metabólicos inducidos por antirretrovirales, aparentemente descartando la teoría del aumento de peso por retorno al estado de salud previo a la infección por el VIH.

Un estudio realizado en Texas (EE UU) con 4.192 personas con el VIH halló que el IMC aumentó en 1,8Kg/m2 durante los tres primeros años en tratamiento antirretroviral (un aumento promedio del 7,5%). Dicho cambio de peso solo se asoció significativamente (de forma inversa) al uso de 2 antirretrovirales: efavirenz y TDF. Usar dichos dos fármacos se relacionó con un menor aumento de peso.

Dos estudios realizados con animales hallaron, respectivamente, que la infección por el VIH sin tratamiento antirretroviral inducía un estado prediabético en monos (que podría estar indicando la mayor sensibilidad metabólica apuntada por uno de los estudios referidos anteriormente) y que el uso de dolutegravir en ratones hembra bloqueaba la actividad del estradiol, lo que repercutía en el funcionamiento metabólico y favorecería el aumento de peso.

Por último, un estudio finés halló que el uso de TDF se asociaría a un deterioro del microvilli de los enterocitos intestinales (implicado en la absorción de nutrientes), lo que podría explicar por qué TDF se asocia a un menor aumento de peso que TAF.

El conjunto de estudios apunta a que el aumento de peso vinculado al inicio del tratamiento antirretroviral tendría una importante base de toxicidad metabólica asociada a determinados antirretrovirales.

En todo caso, es importante destacar que el balance riesgo-beneficio del tratamiento antirretroviral está totalmente decantado a favor de su uso, independientemente de la existencia de efectos secundarios tales como el aumento de peso referido en esta serie de estudios. Así, teniendo en cuenta que no hay medicamentos sin efectos secundarios, pocas patologías se han beneficiado tanto de su tratamiento como la infección por el VIH, que pasó de ser una enfermedad muy grave de desenlace fatal a una infección de evolución crónica gracias al tratamiento antirretroviral.

Fuente: Aidsmap / Elaboración propia (gTt)

 

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