Foto composición: Conexión Vida

Personas trans, lesbianas, gays y bisexuales, siguen siendo el blanco de crueles asesinatos en el Perú ante un silencio que penalice los crímenes de odio hacia la comunidad TLGB. 

Escribe: Marlon Castillo Castro /Conexión Vida.

Lima, Perú.- Sus muertes, son considerados crímenes comunes o pasionales, sin determinar su crueldad o la saña con que son cometidos.

Los crímenes de odio por orientación sexual e identidad de género, siguen siendo una cotidiana realidad en el Perú, un país donde la criminalidad y la violencia de género casi se ha normalizado y no existen leyes que considere este tipo de crimen como un incremento de la pena.

En los últimos meses, hemos apreciado hasta 5 asesinatos grabados en cámaras de seguridad donde conocidos estilistas y una mujer trans han terminado muertos a puñaladas, balazos y en algunos casos amordazados y torturados. 

El Ministerio Público ha anunciado investigación de los cinco casos publicados por la prensa, pero los posibles autores se han fugado.

Claudia Vera, mujer trans fue asesinada el 30 de marzo, aún es un caso en investigación.

El informe anual del observatorio de derechos LGBT de la Universidad Cayetano Heredia del año 2017, detalla que, hubo 416 vulneraciones de derechos a personas LGBT, entre actos de discriminación, acoso y violencia. En dicha cifra también se reportan 18 homicidios, 16 de los cuales pueden ser tipificados como crímenes de odio.

30 años de la matanza del MRTA 

Hoy se cumplen 30 años, desde que un contingente armado del Movimiento Terrorista Tupac Amaru -MRTA ingresó a la discoteca Las Gardenias en Tarapoto, sacó a 8 personas gays y travestis y las acribilló en nombre de una política de “limpieza social” que incluía a delincuentes y trabajadoras sexuales.

Fue un 31 de mayo, de 1989 en el que la discoteca del oriente del Perú, organizó un concurso casi clandestino para elegir a la reina trans de la localidad, cuando los terroristas invadieron el lugar y generaron el ataque.

Los asesinatos, fueron reportados por el periódico Cambio, en el que el grupo terrorista se adjudicó la matanza para según ellos evitar que la comunidad TLGB a la que consideraban “lacras e indeseables”, corrompan a la juventud.

Los cuerpos sin vida eran abandonados en los cementerios o en la calle, como el caso de un joven homosexual que fue hallado muerto en febrero de 1989 con un cartel que rezaba “así mueren los maricones”, relata un documento del Movimiento Homosexual de Lima.

Fransua, asesinada de un disparo en la cabeza en 1989. ARCHIVO FAMILIAR

Recién el año pasado el gobierno peruano reconoció dichas muertes y colocó una placa con el sello de la Comisión Multisectorial de Alto Nivel – CMAN como parte del programa de reparaciones simbólicas del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos.

Debido a que el Congreso de la República derogó el Decreto Legislativo 1323, que luchaba contra la violencia de género y crímenes de odio en el año 2017, los parlamentarios del Frente Amplio, Indira Huilca y Marisa Glave, y de Peruanos por el Kambio, Alberto de Belaunde y Carlos Bruce, presentaron esta tarde un nuevo Proyecto Legislativo para el fortalecimiento de la lucha contra los crímenes de odio y discriminación.  Dicho  proyecto  aún  no  es  puesto en  debate  en  el  Pleno  del Congreso.

Sin leyes que amparen incrementar las penas por crímenes de odio a la población TLGB, lentitud en los procesos de investigación judicial y  un serio problema de discriminación hacia dicha comunidad, seguirán impunes muchos asesinatos por orientación sexual e identidad de género en el Perú. 

 

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