Opinión
Escribe: Marlon Castillo– Conexión Vida
Lima, Perú.- No ha cumplido con los objetivos. La feria de prevención del VIH de este año, organizada desde hace más de 20 años por el Ministerio de Salud, en colaboración con programas internacionales de salud, instituciones de sociedad civil y comunidad afectada, careció de lo principal: público.
«Folletos y afiches, debieron retornar en cajas a las organizaciones como símbolo de fracaso»
Aunque tuvo momentos de algún tipo de afluencia, los materiales y «souvenirs» preparados como premios para juegos e interacción con los asistentes se repartieron entre integrantes de las organizaciones. Muchos de los folletos y afiches, debieron retornar en cajas a las organizaciones como símbolo de fracaso.
La falta de presencia política como el ministro de salud y de otros sectores, decoloró el lazo rojo representativo de la respuesta al VIH. Previos al día central, se contó con la presencia de la congresista Susel Paredes en la formación del lazo humano y en el encendido de luces en el frontis del Ministerio de Salud estuvo Ricardo Peña Sánchez, viceministro de Salud Pública.
Empezó mal
La actividad empezó mal, desde que se informó que la Municipalidad Metropolitana de Lima negó el permiso de uso de la Alameda 28 de Julio en el Cercado de Lima para realizar la feria. Para desmentir la versión que desde Conexión Vida alertamos, el municipio capitalino que dirige Rafael López Aliaga, lanzó un comunicado desmintiendo la información que brindó el Ministerio de Salud (MINSA).
El tiempo nos dio la razón. Nunca dieron el permiso; no sabemos si la Diris Lima Centro recibió la respuesta por escrito, pero en la Alameda pudimos ver una feria navideña.
La búsqueda de un lugar para realizar la feria se complicó ante la premura del tiempo. Con ayuda del reconocido actor y activista, Ernesto Pimentel y ONUSIDA, el MINSA logró tener el espacio del Campo de Marte en Jesús María.
Lamentablemente no sólo basta tener un espacio para una feria, sino mirar la afluencia de público o generar la difusión para la asistencia masiva de personas al lugar.
Atrás han quedado las ferias multitudinarias realizadas cerca de la Plaza de Armas, Plaza San Martín, Parque Keneddy, Congreso de la República o el ahora Parque de Lima. Por ahora nos tenemos que conformar con un gran rincón escondido de la gran Lima, que cual mendigos nos ceden para promover la salud y la vida.
Esto forma parte del «castigo» para que nadie sepa que en el Perú, el VIH es un problema de salud pública. Que la epidemia es concentrada en personas gais, hombres que tienen sexo con otros hombres, mujeres trans y trabajadores y trabajadoras sexuales. Escondernos, nunca será una buena opción.
Hace falta voluntad política para no sólo decir como guión aprendido que la salud es importante para un gobernante, sino el compromiso con presencia, presupuesto y esmero. El alcalde López Aliaga, pide que se le transfieran las funciones de salud a su municipio y ojalá que no se haga realidad, hasta que no venga un alcalde que pregone el «amor» con el ejemplo al prójimo.
El conservadurismo, no sólo nos quita espacios antes ganados, sino invisiviliza al punto de evitar que menos personas contraigan el VIH. Negar permiso para realizar una feria preventiva del VIH, es condenar a las personas a vivir en la ignorancia y evitar tener herramientas para prevenir el VIH.