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Dania Calderón:“Reniec es ‘aliado’ de las mujeres trans de la boca para afuera”

Dania Calderón, mujer trans - Foto: Féminas

Dania Calderón García figura ya como mujer en su DNI: lo confirmó el último martes 28 de setiembre al recogerlo del local de Reniec. Dania es mujer trans y no tuvo que recurrir a una operación de reasignación de sexo para que  Reniec la reconozca como tal desde ahora. Dania tuvo que luchar por más de cinco años para que Reniec deje de registrarla como hombre, pese a llamarse formalmente Dania. Dania nos contó, a detalle, su odisea. Dania quiere sentar un precedente.

Entrevista por Renato Arana Conde – Conexión Vida

-¿Cuál fue el detonante de esta batalla por el reconocimiento a su derecho a figurar como mujer en su DNI?

-Fue en el 2017 y yo ya había hecho el cambio de nombre en mi DNI. Cuando gané que se reconozca mi nuevo nombre, sentí que estaba satisfecha, pero el detonante, como usted dice, se dio el día que me presenté con el DNI en una entidad pública del Estado para solicitar una tarjeta de débito.

-Un procedimiento muy sencillo, cotidiano.

-Sí, en otras entidades ya lo había hecho sin ningún problema. Yo ya en esa entidad, que era el Banco de la Nación, tenía una cuenta con mi antiguo nombre y lo que yo buscaba era actualizarlo con mi nuevo nombre. El jefe de la oficina se percata del nombre y del sexo. Entonces, desde su cubículo me dice “por aquí, señor” y lo reiteró cuando yo reaccioné con la mirada. ¡Me sentí ofendida! Me dije “esto no puede pasar” y le reclamé: “¡cómo es posible que no respeten!”

-¿Qué respuesta obtuvo?

-Que en mi DNI él veía que yo era un hombre y, por eso, me trataba como tal. Es a partir de ahí que yo le comento a mi abogada lo sucedido y le pido que vayamos para adelante en el cambio de sexo en el DNI, aunque tal vez tengamos las de perder.

-¿Cuál fue el siguiente paso?

-La abogada presentó la demanda por cambio de sexo en mi partida de nacimiento, junto con el caso de otras cuatro chicas. Pasó un año, más o menos, cuando nos indican que los procesos no se pueden llevar en Huaraz, donde mi abogada radica, sino en Lima porque el proceso de cambio de nombre tuvo lugar en Lima. Me correspondía en Ate, La Molina, y por eso debía ser la solicitud ahí… en el Juzgado Penal de Lima Este.

-¿Usted creyó en ese argumento o pensó de que era una forma de evadir la responsabilidad por parte de la juez?

-Yo me sentí incomoda y mi abogada también, pero es lo que ordenaba. Volvió a pasar otro año y yo estaba convencida de que en Lima no iba a avanzar el proceso. Aunque mi caso estaba caminando, pero a paso lento.

-¿El de las otras chicas avanzaba a la par?

-A eso iba. Mi abogada hizo que los casos volvieran a Huaraz, puesto que ella vive en Huaraz y puede hacer el seguimiento más fácil. Cuando yo pedí también que lo trasladen a Huaraz, mi abogada me respondió que, desgraciadamente, no iba a ser posible.

-¿Por qué?

-Porque el mío ya estaba muy avanzado tras una primera audiencia en La Molina. Entonces, desde Huaraz, mi abogada iba indicándome qué hacer para hacerle seguimiento a mi caso. Fue muy difícil y desgastante pues cambiaban de juez… Yo iba cada tres días a ver mi proceso y la jueza me informaba el progreso del caso.

-¿Sentía que los jueces empatizaban con usted?

-Por parte de la jueza, sí. Era muy amable cuando yo iba. Eso también me dio mucha energía y ganas de continuar con el caso. Con ella llevé las dos audiencias donde se tiene que presentar los medios probatorios que consistían en el examen psicológico, examen psiquiátrico, examen endocrinológico y la última era la constancia de no haberme realizado alguna cirugía: implante mamario, afinamiento de rostro, etcétera.

-¿Los dos primeros exámenes qué debían demostrar?

-Que yo estaba con mis facultades mentales y que soy una mujer transexual, para demostrarle a la jueza que no estaba mal de la cabeza y que puedo tomar decisiones propias.

-¿Y el endocrinológico?

-No fue un requisito, exactamente, de la jueza, sino que nosotros lo presentamos como estrategia.

-¿Con qué fin?

-Pues, como yo no soy operada de reasignación genital, entonces muchos jueces no conceden el cambio de sexo en el DNI. Con el examen endocrinológico quería demostrar que estoy bajo tratamiento hormonal por varios años. Para nosotros, esos tres exámenes serían suficientes, pero para la jueza no fue así. Entonces, ella citó a los cuatro profesionales con los cuales yo había presentado los certificados. Y eso fue muy difícil porque tenía que juntar en una audiencia a cuatro personas con distintas agendas. Los médicos no querían meterse en un lío así, yo tuve que rogarles. Felizmente accedieron.

-¿Cómo fueron sus desempeños frente a la jueza?

-Los argumentos de la endocrinóloga, por ejemplo, llenaron las expectativas de la jueza.

-¿Recuerda qué argumentó?

-Dijo: “¿Cómo la ve ahora mismo a Tania? ¿Cómo un chico, cómo nombre? Cuando ella entró a mi consultorio, yo vi entrar a una mujer.” La jueza no la cuestionó.

-¿Pero fue suficiente para la jueza para tomar una decisión?

-Al contrario, tuve que presentar más medios probatorios. Una de las cosas que me ayudó mucho fue la jurisprudencia de Naamín Timoyco y tuve que presentar su partida de nacimiento original (luego de traerla desde Maynas) como medio probatorio de que hubo un precedente. Sin embargo, luego me entero de que me habían cambiado de juez. Busqué la oportunidad para presentarme con él y entregarle el expediente para que de una sentencia, pues ya había pasado bastante tiempo. Una vez reunidos, me respondió que tardaría un par de meses más para estudiar el legajo.

Me hicieron firmar, me dieron mi partida, la leyeron y me dieron el DNI y, al acercarlo a mis ojos, leí la palabra impresa: femenino.

-¿Pero si ya se había presentado a todos los medios probatorios satisfactoriamente?

-Estaba solo para sentenciar.

-Me olvidaba, ¿cuál era el accionar de Reniec durante todo el proceso hasta ese momento?

-Ellos indicaban que no me podían conceder el sexo femenino en el DNI, puesto que yo podía dañar a terceras personas. Indicaban que al presentar mi caso sin demostrar que yo estoy operada, cómo saberlo si lo estoy. Sin embargo, ellos no consideran que es una opción mía no decirlo, qué es parte de mi privacidad, que yo no puedo estar sometiéndome a ellos para que me revisen, que me pongan en una camilla para ver si tengo una vagina o no.

-Volvamos al juez que le dijo que tomaría dos meses.

-En ese momento, yo le respondí que estaría al tanto del caso y él me preguntó si yo era la abogada. Le contesté que yo era la demandante. Y sentí, entonces, una expresión extraña en su rostro que me hizo sentir mal.

-¿Desdén de su parte?

-Sí y, entonces, en plena espera de la sentencia, llegó la pandemia.

-¿Cuándo se retomó, entonces?

-En mayo (de 2020), pero todo era virtual. Yo llamaba el juez y ya comencé a anotarlo un poco más amable. Entonces, a finales de mayo, la sentencia sale a favor. El juez ordena a Reniec que me cambié la partida de masculino a femenino y que se notifique a Reniec y al Ministerio Público.

-¿Reniec no apeló?

-Por fortuna, no. Cuando hay una sentencia, está se encuentra en el sistema de Poder Judicial. Sin embargo, no había una notificación formal y eso era algo que yo le pedí al juez. Me dijo que lo habían enviado por físico a la oficina central de Reniec, pero que, por desgracia, lo habían rechazado ya que todo era virtual.

-Por la pandemia.

-Entonces, el magistrado me respondió que eso iba a demorar. Yo lo llamaba cada cinco días para insistirle. Hasta que llamé un 22 de diciembre de 2020 y me informó que Reniec ya había sido notificado un día antes. Había que esperar, entonces, cinco días hábiles para que Reniec apele. El 2 de enero vencía el plazo, así que ya te imaginarás cómo pasé fiestas. El último día, estuve con mi abogada, por teléfono, pendientes a las diez de la noche, luego las once, revisando la web para ver si Reniec había ingresado la apelación…

-Y el reloj marcó las doce.

 -Ya era, oficialmente, 2 de enero y corroboramos que no habían apelado. «¡Ya hemos ganado!», dijo la abogada. Al día siguiente, fui emocionadísima a recoger la sentencia, la digitalicé y la presenté a mesa de partes virtual de Reniec. Pero qué casualidad que, justo ese día, Reniec presentó un documento pidiendo la nulidad del caso.

-¿Por qué razón?

-Indicaban que no habían sido notificados adecuadamente. Recuerdo que en esos cinco días de espera para que Reniec apelase, una compañera me indicó que Reniec no lo haría porque es “aliado”. Yo no podía creerle, porque Reniec es “aliado” de la boca para afuera: por dentro sigue siendo igual o peor. Nadie puede hacerme creer lo contrario, pues he venido luchando con Reniec desde el 2 de enero hasta este martes (28 de setiembre) que me entregaron mi DNI: en ese lapso no pararon de bombardearnos con escritos, pidiendo que anulen el juicio, pero no tuvieron éxito. Ha sido una lucha terrible, a pesar de que yo tenía una sentencia favorable y consentida.

-Y llegó el día de recoger el DNI.

-Hasta ese momento yo estaba con la duda si me lo iban a dar o no. Chequeaba por la página de Reniec el progreso del DNI: 10%, 20, 50, hasta que llegó a 100%. Al día siguiente, fui al local de Reniec. Entré, hice mi cola y hasta el último momento, cuando me tocaba mi turno, yo pensaba que no me lo iban a dar. Yo me podía esperar cualquier cosa de Reniec.

-Ya estaba frente a la ventanilla.

-Me hicieron firmar, me dieron mi partida, la leyeron y me dieron el DNI y, al acercarlo a mis ojos, leí la palabra impresa: femenino.

-Un alivio.

-¡Uf! Salí y celebramos con las chicas que me acompañaron afuera de local. Ese es un resumen de mis penurias con Reniec.

Dania Calderón es instructora del programa de automanejo de Sí, da Vida

-¿Cree que su lucha sienta un precedente?

-Claro que sí porque para mí hubiera sido fácil sentirme privilegiada y no exponerlo porque yo al hacer público mi caso estoy exponiendo a las terceras personas cercanas a mí. Y si lo evidencié fue con previa consulta a mi familia quienes me han apoyado en mi lucha. Una lucha para que ese maltrato no se repita con ninguna otra compañera.

-Durante todo este tiempo sin que se le reconozca su identidad de manera formal, ¿qué oportunidades ha perdido?

-Una de ellas, por ejemplo, es casarme y, legalmente, ahora puedo hacerlo. También voy a poder generar un patrimonio.

-¿Y en lo laboral?

-Yo, actualmente, estoy trabajando en San Marcos. Estoy contenta con mi trabajo, no me ha sido fácil conseguirlo; pero también me sentía limitada en cuanto a que es el único lugar al que puedo acceder, pues si pierdo el trabajo ¿dónde consigo otro? Experiencia y capacidad puedo tener, pero cuando me presento a otras instituciones he pasado los filtros y, cuando voy  a firmar los contratos (con el tema del seguro o la AFP), ahí aparece mi sexo. Recuerdo que una convocatoria de un centro de salud llegué hasta el último filtro y después me dijeron que no me podían dar esa plaza, pues ya estaba ocupado. Me parece terrible por el hecho que mi sexo no coincida con mi nombre… ¡y ahora sí puedo presentarme a cuanta convocatoria se lance!

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