Ello permitiría que dicha estrategia preventiva se administrara junto a los anticonceptivos inyectables.

Seattle – EE UU.- Un estudio presentado en la 30 Conferencia sobre Retrovirus e Infecciones Oportunistas, ha evidenciado que cabotegravir como profilaxis preexposición (PrEP, en sus siglas en inglés) frente al VIH en mujeres cis alcanzaría concentraciones del fármaco en sangre suficientes para prevenir el virus al administrarse cada tres meses. Esta frecuencia de administración sería inferior a la utilizada actualmente con cabotegravir inyectable para el tratamiento de la infección por el VIH, que se administra cada dos meses, principalmente. Dado que los anticonceptivos inyectables se administran cada tres meses, este hallazgo podría permitir la administración conjunta de ambos medicamentos. Estos resultados provienen de un nuevo análisis de los datos del estudio HPTN 084.

El ensayo HPTN 084, contó con la participación de 3.224 mujeres cis en el África subsahariana y fue interrumpido de forma prematura debido a la superioridad mostrada por la formulación inyectable frente a la PrEP oral. Se comprobó que las participantes que recibieron cabotegravir inyectable tuvieron un 90% menos de probabilidades de infectarse por el VIH que las que tomaron la PrEP oral.

La concentración inhibitoria 90 (IC90) es la concentración sanguínea de fármaco capaz de inhibir la replicación viral en un 90%. En el caso de cabotegravir, la IC90 es de 0,166 µg/mL. Sobre esta base, los investigadores estratificaron los niveles de fármaco de las participantes antes de recibir la dosis de cabotegravir administrada con retraso.

Dado que en el estudio las primeras dos inyecciones se dieron de forma mensual –para lograr la concentración idónea de fármaco- un retraso en la segunda inyección se definió como una administración entre 8 y 10 semanas después de la primera. El resto de inyecciones tenían una frecuencia prevista de administración cada 8 semanas, por lo que se consideraron retrasos todas aquellas administraciones entre 12 y 18 semanas después de una de las administraciones con frecuencia prevista bimestral. Un retraso superior a 10 semanas de la segunda dosis o a 18 semanas en el caso del resto de dosis se consideró una interrupción de la PrEP y se excluyó del análisis.

En conjunto, se detectaron 224 retrasos de administración de la PrEP en 194 mujeres de las más de 1.600 que recibieron cabotegravir en el estudio.

En aquellas mujeres en las que la segunda inyección se retrasó, los niveles de cabotegravir permanecieron en niveles que eran más de 8 veces la IC90 en el 91% de ellas y más de cuatro veces la IC90 en el 100%.

En lo que respecta a retrasos en las dosis a partir de la tercera, los niveles de cabotegravir se mantuvieron por encima de 4 veces la IC90 en el 98% de los casos si la inyección se retrasó entre 4 y 6 semanas; en el 95% de los casos si la inyección se retrasó entre 6 y 8 semanas y en el 90% de los casos si la inyección se retrasó entre 8 y 10 semanas. En estos mismos tres escenarios, los porcentajes de personas con más de 8 veces la IC90 de cabotegravir fueron del 85%, el 84% y el 62%; respectivamente. Solo el 1%, el 2% y el 5%; respectivamente, tenían niveles por debajo de la IC90.

Todo ello vendría a indicar que la gran mayoría de las mujeres aún tenía niveles de cabotegravir preventivos tras un retraso de hasta 6 semanas –14 semanas tras la última inyección– hecho que evidenciaría que una dosis cada 12 semanas sería suficiente para mantener los niveles de eficacia.

En HPTN 084 solo se detectó un caso de infección por el VIH entre quienes recibieron cabotegravir. Dicha mujer tuvo dos retrasos en las administraciones y el segundo de ellos separó 16 semanas las dos dosis consecutivas, hecho que le llevó a unos niveles de cabotegravir de solo 1,5 veces la IC90.

Al comparar los resultados de HPTN 083 (realizado en hombres y mujeres trans) con los de HPTN 084 (realizado en mujeres cis) solo se hallaron dos factores que influenciaron la concentración de cabotegravir: la obesidad (sobre todo en los niveles tras las primeras dos inyecciones) y el sexo biológico. Respecto a este último punto, en comparación con hombres cis o mujeres trans, las mujeres cis presentarían niveles inferiores en un 20% tras las primeras dos dosis pero un 32% superiores tras las siguientes.

Todo ello podría indicar que la administración trimestral podría solo ser una opción en mujeres cis y no en hombres cis o mujeres trans. En todo caso, dicha aproximación podría ser beneficiosa en las áreas africanas donde el VIH es altamente prevalente y donde la población de mujeres cis seropositiva o en riesgo de adquirir el VIH es elevada. En dichas zonas, además, es frecuente la administración de anticonceptivos inyectables –que se inyectan trimestralmente- por lo que una administración conjunta de la PrEP inyectable y los anticonceptivos podría ser una opción interesante para muchas mujeres de esas áreas geográficas.

Fuente: GTT – VIH

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