Cajas guardadas bajo una escalera en contacto directo con el piso tierroso, telarañas alrededor, sin control de temperatura ambiental, es el preocupante panorama que registró la Contraloría la semana pasada. Peligra, así, la inversión de 92 mil soles en pruebas rápidas.
Escribe Renato Arana – Conexión Vida
Lima – Perú.- Cuando en el país apenas se han detectado mil 180 casos positivos de VIH en la primera cuarta parte de este año (hasta el 13 de abril, de acuerdo al Centro Nacional de Epidemiología del Ministerio de Salud), en algunos hospitales, como en este caso en San Juan de Lurigancho, el personal de salud se da el lujo de poner en riesgo la calidad de pruebas rápidas de cuarta generación para VIH, tal como lo constató el 18 de marzo la Contraloría General de la República.
Las 22 mil con 20 pruebas rápidas para VIH de cuarta generación se obtuvieron en noviembre del año pasado por un precio superior a los 92 mil soles. Sin embargo, la inspección de la Contraloría descubrió que las pruebas rápidas se guardan en un depósito bajo unas escaleras de concreto y no en un laboratorio. Las cajas con los productos se almacenan en contacto directo con el piso, desdeñando así el uso de parihuelas para evitar la contaminación del envase.
A esto se suma que el espacio, concebido como almacén improvisado, no cuenta con un termómetro para controlar que la temperatura del lugar oscile ente los 2 a 30 grados centígrados.
Bichos pululando alrededor de las cajas (las telarañas las delatan) y capas de polvo alrededor evidencian las condiciones insalubres de las cajas, las cuales incluso ya muestran señales de deterioro producto de lo relatado líneas arriba. Si de seguridad se trata, las puertas de madera del almacén se mantienen cerradas gracias a un diminuto candado de origen chino que sucumbiría a una patada ejercida con mínima fuerza.
Descarga aquí el informe de la Contraloría
En tanto, otras cinco cajas con pruebas rápidas se guardan en el vestidor (del laboratorio para el personal del hospital) sin estar registradas en el cuaderno de salida de insumos, a los cuales se recurre los días que no labora el encargado del almacén. A estar en un lugar de uso común corren el riesgo de ser sustraídas o extraviarse y más cuando no se cuenta con un registro.
Al igual que el ‘almacén’ bajo la escalera, el producto carece de control de temperatura ambiental, exponiéndolo al riesgo de estropearse y echar por la borda una inversión de miles de soles comprado gracias a los contribuyentes. Todas las observaciones reportadas contradicen las disposiciones del Manual de Buenas Prácticas de Almacenamiento de Productos Farmacéuticos nº 132-2015–MINSA.