Reciente estudio estadounidense presentado en la Conferencia sobre Retrovirus e Infecciones Oportunistas (CROI), manifiesta que las personas con el VIH no vacunadas frente a la COVID-19 presentarían un riesgo muy superior al de la población general de padecer COVID persistente.

Un estudio identifica algunos biomarcadores de inflamación y activación inmunitaria alterados en estas personas

Internacionales.- Personas con el VIH que no se hayan vacunado contra la COVID-19 tendrían una probabilidad cuatro veces superior de experimentar COVID persistente que aquellas personas sin el VIH no vacunadas frente a la COVID-19. Este es el principal hallazgo de un estudio estadounidense presentado en la Conferencia sobre Retrovirus e Infecciones Oportunistas (CROI).

El estudio comparó los síntomas de 39 personas con el VIH convalecientes de COVID-19 contraída antes de vacunarse, con los de un grupo de 43 personas sin el VIH también con COVID-19 con características similares.

La mediana del tiempo tras el diagnóstico en el momento de la evaluación de síntomas fue de 124 días. Los principales síntomas de COVID persistente fueron fatiga (42% de los casos), problemas de concentración (42%), problemas de sueño (34%), problemas de visión (21%) y dolor muscular (24%). Cada uno de estos síntomas se dio con el doble de frecuencia en el grupo con VIH. El resto de síntomas registrados se dieron con una frecuencia similar en ambos grupos.

Todos los participantes con el VIH tomaban tratamiento antirretroviral. Solo dos de ellos tenían carga viral detectable.

Los análisis inmunológicos mostraron algunas diferencias entre las personas con o sin el VIH. Las personas con el VIH tenían niveles de linfocitos T CD8+ de memoria inferiores en un 70% a los observados en los controles (indicando una menor capacidad de respuesta frente al SARS-CoV-2) y mayores niveles de expresión de la molécula PD-1 (un biomarcador que predice una respuesta menos eficiente de las células CD4). No obstante, no se observaron diferencias en los niveles de anticuerpos frente al SARS-CoV-2 en los dos grupos comparados.

Las personas con el VIH presentaron un riesgo de padecer COVID persistente 4 veces más el observado en personas seronegativas. Si se tomaba como definición de COVID persistente tener 3 o más síntomas, el riesgo era de 2,72 veces el observado en seronegativos.

Tener mayores niveles de PD-1 en las células CD4 de memoria se asoció al padecimiento de COVID persistente. Otros biomarcadores tales como IP-10 y la interleuquina 6 (IL-6) también se relacionaron con un mayor riesgo de padecer COVID persistente.

Los resultados del presente estudio muestran que las personas con el VIH no vacunadas frente a la COVID-19 presentarían un riesgo muy superior al de la población general de padecer COVID persistente, lo que pone de manifiesto la necesidad de una cobertura de vacunación de este grupo poblacional lo más amplia posible, hecho que debería implicar a los profesionales sanitarios, trabajadores sociales y entornos comunitarios de cara a favorecer la vacunación frente al SARS-CoV-2 en PVS (personas viviendo con VIH).

¿Qué es la Covid persistente?

En el estudio se definió COVID persistente como la presencia de síntomas de COVID-19 más de 6 semanas después del diagnóstico de la infección por SARS-CoV-2. Es un conjunto de síntomas que se mantienen durante meses –que incluso podrían ser años.

Entre dichos síntomas persistentes se encontrarían tos, fiebre, fatiga, problemas respiratorios, pérdida de olfato, insomnio, problemas de concentración, disfunción cognitiva, dolor muscular, dolor articular, mareos y palpitaciones.

Estudios previos 

Un estudio británico halló que un 5% de las personas que habían padecido COVID-19 todavía tenía algún síntoma a los 3-4 meses de padecerla y que, además, los síntomas tendían a persistir si pasados 3 meses no habían desaparecido. El riesgo de COVID persistente en superior en personas mayores, mujeres, personas con comorbilidades, personas con índice de masa corporal elevado y personas con estatus socioeconómico bajo. Haber padecido una COVID-19 inicial más grave también sería un factor de riesgo de persistencia. Cabe destacar que la vacunación reduce el riesgo de COVID persistente.

Fuente: Grupo de Trabajo sobre Tratamiento del VIH

 

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