En las vísperas del 1 de diciembre, la campaña #myrighttohealth (#Miderechomisalud ) explorará los desafíos a los que se enfrentan las personas de todo el mundo para ejercer su derecho a la salud.

Ginebra, Suiza.- La campaña #myrighttohealth , que desarrolla el Programa Conjunto de las Naciones Unidas para frenar el VIH – Onusida y en el marco del Día Mundial de Respuesta al VIH proporcionará información sobre el derecho a la salud y su importancia en la vida de las personas. También tendrá como objetivo aumentar la visibilidad entorno a la necesidad de lograr una realización plena del derecho a la salud para todos y en todos los lugares.

Prácticamente todos los Objetivos de Desarrollo Sostenible están relacionados de una manera u otra con la salud, así que alcanzar dichos objetivos, entre los que se incluye poner fin a la epidemia de sida, dependerá en buena medida de conseguir garantizar el derecho a la salud.

A partir del 6 de noviembre la campaña ofrecerá un espacio para que las personas expresen sus puntos de vista sobre el derecho a la salud y sobre lo que hay que hacer para garantizar que todas las personas puedan ejercerlo.

Mi salud, mi derecho

El derecho a la salud es el derecho de todos a disfrutar de una salud mental y física de acuerdo unos estándares lo más altos posibles, tal y como se recoge en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de 1966. Esto incluye el derecho de todos, también de las personas que viven con el VIH o afectadas por este, a acceder a la prevención y el tratamiento de sus enfermedades, a tomar decisiones sobre su propia salud y a que se los trate con respeto y dignidad y no se los discrimine.

Todos, sean quienes sean y vivan donde vivan, tienen derecho a la salud, lo que también depende de una vivienda y unos saneamientos adecuados, condiciones de trabajo saludables y acceso a alimentos nutritivos y a la justicia.

El derecho a la salud se apoya en un conjunto más amplio de derechos con los que se relaciona directamente. Sin las condiciones para garantizar el acceso a la justicia, el derecho a un medio ambiente limpio, a una vida libre de violencia o, por ejemplo, a la educación, no se puede satisfacer el derecho a la salud.

Solo se podrá poner fin al sida como amenaza para la salud pública si estos derechos se tratan como una prioridad de la salud mundial, de modo que la atención sanitaria de calidad esté disponible y sea accesible para todos, sin excluir a nadie.

21 millones de personas en tratamiento 

Onusida, también presentó un nuevo informe que muestra que el acceso al tratamiento ha aumentado significativamente. En 2000, solo 685 000 personas que vivían con el VIH tenían acceso al tratamiento antirretrovírico. En junio de 2017, alrededor de 20,9 millones de personas tenían acceso a esos medicamentos vitales. Ese aumento tan espectacular no habría sido posible sin el coraje y la determinación de las personas que viven con el VIH que exigen y reivindican sus derechos, respaldados por un liderazgo y un compromiso financiero firmes y constantes.

«Muchas personas no recuerdan que en el año 2000 en Sudáfrica solo había 90 personas en tratamiento», afirmó en Khayelitsha (Sudáfrica) el Director Ejecutivo de Onusida, Michel Sidibé. «En la actualidad, Sudáfrica cuenta con el mayor programa mundial de ese tratamiento que salva vidas, con más de 4 millones de personas en tratamiento. Este es el tipo de aceleración que necesitamos estimular, sostener y replicar».

El aumento del número de personas que reciben tratamiento está haciendo que más personas que viven con el VIH se mantengan vivas y sanas. La investigación científica también ha demostrado que una persona que vive con el VIH que se adhiere a un régimen de tratamiento antirretrovírico eficaz tiene hasta un 97 % menos de probabilidades de transmitir el VIH. A medida que se ha ido ampliando el acceso al tratamiento a las mujeres embarazadas que viven con el VIH, se han reducido rápidamente las nuevas infecciones por el VIH en los niños. Entre 2010 y 2016, las nuevas infecciones por el VIH en los niños se redujeron en un 56 % en África oriental y meridional, la región más afectada por el VIH, y en un 47 % a nivel mundial.

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