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Lima, Perú .- El virus  Zika, que alarma a todo el mundo y que ya reportó su primer caso en el Perú, también puede transmitirse por la vía sanguínea y sexual, advierten expertos, dejando en claro que no es comparable con el VIH, pues sus síntomas y consecuencias son distintas.

La transmisión de la infección por transfusiones de sangre podría ser teóricamente posible. En el brote de Zika que se produjo en la Polinesa Francesa entre noviembre de 2013 y febrero de 2014 se encontró virus Zika en la sangre del 3% de los donantes analizados, aun estando asintomáticos.

En el 2011 se describió un posible caso de transmisión sexual del virus, además una persona que tenía el Zika, pudo  aislar el virus en el semen hasta dos semanas después de haberse recuperado de los síntomas de la infección. En el brote actual de América del Sur también se estudian casos por transmisión sexual.

“Es posible su transmisión por la via sexual. Naturalmente ahora se tienen que analizar los productos sanguíneos en las zonas afectadas para evitar contagios. El virus zika también puede transmitirse a través de la leche materna siempre y cuando la madre amamante a su bebé, pero no es la vía principal que afecta a millones de personas”, refiere Jonas Schmidt-Chanasit del Instituto Bernhard-Nocht-Institut de Medicina Tropical.

Schmidt manifestó también que “no se debería comparar en absoluto el zika con el VIH porque si no la gente fabricaría teorías descabelladas: alguien dice que el zika es el nuevo VIH”.

Autoridades sanitarias han determinado que en un clima húmedo y caluroso sería el hogar perfecto para peligroso mosquito transmisor del virus pueda desarrollarse.

Los tres últimos modos posibles de transmisión son muy raros. Lo habitual es que la infección se adquiera por la picadura de un mosquito portador del virus en algunas zonas tropicales de África, Asia, Pacífico y Brasil.

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Síntomas y cuidados

El virus de Zika es un virus emergente transmitido por mosquitos que se identificó por vez primera en Uganda, en 1947 en macacos de la India a través de una red de monitoreo de la fiebre amarilla selvática. Posteriormente, en 1952, se identificó en el ser humano en Uganda y la República Unida de Tanzanía. Se han registrado brotes de enfermedad por este virus en África, las Américas, Asia y el Pacífico.

El virus de Zika se transmite a las personas a través de la picadura de mosquitos infectados del género Aedes, y sobre todo de Aedes aegypti en las regiones tropicales. Este mosquito es el mismo que transmite el dengue, la fiebre chikungunya y la fiebre amarilla.

El periodo de incubación (tiempo transcurrido entre la exposición y la aparición de los síntomas) de la enfermedad por el virus de Zika no está claro, pero probablemente sea de pocos días. Los síntomas son similares a los de otras infecciones por arbovirus, entre ellas el dengue, y consisten en fiebre, erupciones maculopapulares, conjuntivitis, mialgias, artralgias, malestar y cefaleas; suelen durar entre 2 y 7 días.

Durante los grandes brotes que se han producido en la Polinesia francesa en 2013 y el Brasil en 2015, las autoridades sanitarias nacionales notificaron potenciales complicaciones neurológicas y autoinmunes de la enfermedad por el virus de Zika. Recientemente, en el Brasil, las autoridades sanitarias locales han observado un aumento de las infecciones por este virus en la población general, así como un aumento de los recién nacidos con microcefalia en el nordeste del país.

Los organismos que están investigando estos brotes están encontrando pruebas cada vez más numerosas de una relación entre el virus de Zika y la microcefalia, aunque son necesarias más investigaciones para entender esa relación. Asimismo, se están investigando otras causas posibles.

Los mosquitos y sus lugares de cría suponen un importante factor de riesgo de infección por el virus de Zika. La prevención y el control dependen de la reducción del número de mosquitos a través de la reducción de sus fuentes (eliminación y modificación de los lugares de cría) y de la disminución de los contactos entre los mosquitos y las personas.

Para ello se pueden utilizar repelentes de insectos, ropas (preferentemente de colores claros) que cubran el cuerpo tanto como sea posible, barreras físicas como mosquiteros o el cierre de puertas y ventanas, y mosquiteros de cama.

También es importante vaciar, limpiar o cubrir los utensilios que puedan acumular agua, como cubos, macetas o neumáticos, eliminando así lugares de cría de mosquitos.

Hay que prestar especial atención y ayuda a quienes no pueden protegerse adecuadamente por si solos, como los niños, los enfermos o los ancianos.

Durante los brotes, las autoridades sanitarias pueden recomendar la fumigación con insecticidas. Los insecticidas recomendados por el Plan OMS de Evaluación de Plaguicidas también se pueden utilizar como larvicidas para tratar recipientes de agua relativamente grandes.

Los viajeros deben adoptar las precauciones básicas descritas anteriormente para protegerse de las picaduras de mosquitos.

Redacción con información de la Organización Mundial de la Salud  y Deutsche Welle (DW) es la cadena de Alemania para el extranjero

 

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