Las tasas de suicidio suelen ser más elevadas en personas con enfermedades crónicas tales como el cáncer o la esclerosis múltiple. En el caso de la infección por VIH, se ha descrito una alta tasa de suicidios, aunque no se ha valorado la influencia que tuvo a este respecto la llegada de la terapia antirretroviral de gran actividad (TARGA).

Para valorar dicha influencia, un grupo de investigadores suizos analizó datos de dos cohortes: la perteneciente al estudio Swiss HIV Cohort Study -formada por personas con VIH- y la Swiss National Cohort -que se utilizó para evaluar la mortalidad en la población general de Suiza-.
Los autores examinaron las tendencias y los factores de predicción de suicidio de las personas con VIH y la población general en dos períodos: la era pre-TARGA (1988-1995) y la era TARGA (1996-2008).

Por ejemplo en el año 1988 y 2008, un total de 15.275 personas con VIH fueron incluidas en el estudio, con una mediana de 4.7 años de seguimiento. De éstas, 150 murieron por suicidio, es decir 158.4 casos por cada 100 mil personas.

En los hombres el porcentaje en la era Pre-Targa era de 13.7%, pero en la era Targa bajó a 3.5%, en las mujeres disminuyó de 11.6 en la era Pre – Targa hasta 5.7 en la era Targa.

Se señala que el 62% de las personas que se quitaron la vida teniendo VIH, sufrían de alguna enfermedad mental: como la depresión.

Fuente: http://gtt-vih.org/actualizate/la_noticia_del_dia/18-12-09

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