
Perú enfrenta un nuevo desafío: así avanza la malaria en las regiones amazónicas del Perú en 2025
Lima, Perú. – El Perú atraviesa en 2025 un nuevo y preocupante rebrote de malaria, una enfermedad que, si bien parecía controlada en años anteriores, vuelve a encender las alertas sanitarias. Hasta la segunda semana de abril, se han reportado 8,674 casos y cinco fallecimientos asociados, principalmente concentrados en la región de Loreto, según cifras del Ministerio de Salud (Minsa) y reportes de medios especializados como Infobae Perú.
Aunque los datos muestran un número absoluto de casos menor al registrado en todo 2024 —año que cerró con más de 33,000 casos—, la intensidad del rebrote en los primeros meses de este año ha llevado a las autoridades a reforzar las medidas de control y vigilancia epidemiológica.

¿Por qué está aumentando la malaria?
La malaria ha vuelto a hacerse sentir en Perú, y su repunte no se debe a una sola causa, sino a una serie de factores que, combinados, han complicado aún más la lucha por erradicar la enfermedad.
Todo comienza con el mosquito Anopheles, el principal transmisor del parásito de la malaria. Este pequeño insecto ha demostrado una sorprendente capacidad para adaptarse a las condiciones extremas de la Amazonía peruana. En lugares como Loreto, Ucayali y Amazonas, el mosquito no solo sobrevive: prospera, multiplicándose y extendiendo el virus en zonas donde controlar su presencia resulta cada vez más difícil.
Pero el problema no termina ahí. Según estudios de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, cerca del 70% de las personas infectadas no presentan síntomas. Esta realidad convierte a la malaria en una enfermedad silenciosa: muchos siguen viviendo, trabajando y viajando sin saber que están transmitiendo el parásito; volviendo más compleja la tarea de detectar y cortar las cadenas de contagio a tiempo.
A todo esto, se suman limitaciones estructurales que el país aún arrastra. Muchas comunidades rurales no tienen acceso regular a servicios de salud adecuados, y barreras culturales —como la desconfianza en el sistema sanitario o el desconocimiento de la enfermedad— reducen la efectividad de los programas de prevención y tratamiento.
Y finalmente, persisten focos endémicos en zonas aisladas. A pesar de los esfuerzos realizados en los últimos años, hay lugares donde la malaria nunca se fue: comunidades vulnerables atrapadas entre la pobreza, la distancia geográfica y la falta de recursos para una erradicación efectiva.
Así, la malaria, lejos de ser una enfermedad del pasado, nos recuerda en 2025 que sigue siendo un enemigo silencioso, complejo y profundamente ligado a las brechas de desigualdad que aún afectan a muchas regiones del Perú.
Indicadores | 2024 | 2025 (hasta abril) |
Casos confirmados | 33.000 casos en todo el año | 8,674 casos hasta la segunda semana de abril |
Fallecimientos | 10 muertes | 5 muertes |
Regiones más afectadas | Loreto, Amazonas, Ucayali | Loreto (98% de los casos), Amazonas, Ucayali |
Población vulnerable | Niños menores de 11 años (54.8% de los casos) | Niños y adultos en edad productiva |
Proporción de infecciones asintomáticas | No especificada | Cerca del 70% |

¿Qué medidas está tomando el MINSA?
Frente al repunte de casos, el Minsa ha aprobado la Norma Técnica de Salud para la Vigilancia Epidemiológica en el Contexto de la Eliminación de la Malaria (Resolución Ministerial N° 273-2025/MINSA). Esta nueva estrategia busca reforzar los protocolos de detección, investigación y respuesta en 11 regiones priorizadas, incluyendo Loreto, Amazonas, Ucayali y San Martín.
El país sigue apostando por el cumplimiento del Plan Nacional de Eliminación de la Malaria 2022-2030, cuyo objetivo es reducir en un 90% la incidencia de casos para finales de la década.

La malaria sigue siendo, en pleno 2025, una enfermedad olvidada para muchos sectores urbanos, pero una amenaza real para las poblaciones amazónicas, recuperar terreno en su control exige recordar que la salud pública no puede tener brechas geográficas ni sociales. El éxito de la lucha contra la malaria en Perú dependerá no solo de las acciones gubernamentales, sino también del fortalecimiento de los servicios de salud en zonas rurales, la participación activa de las comunidades locales y el acceso continuo a pruebas diagnósticas y tratamientos eficaces.
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