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“Ser homosexual no es un delito”: el Papa Francisco y su legado hacia la comunidad LGBTQ+, la política y el Perú

El Papa Francisco deja un legado de inclusión, justicia y cercanía. Fue el primer pontífice en hablar abiertamente sobre la dignidad de las personas LGBTQ+, se pronunció contra la criminalización de la homosexualidad, y promovió una Iglesia más humana. Su voz también se alzó contra los abusos y la corrupción, como en el caso del Sodalicio en Perú.

Lima – Perú.- El Papa Francisco, líder de la Iglesia Católica desde 2013, ha fallecido este lunes en la Ciudad del Vaticano a los 88 años de edad. La noticia fue confirmada por el portavoz de la Santa Sede a través de un comunicado oficial. La causa de su muerte, según fuentes del Vaticano, fue una insuficiencia cardíaca agravada por complicaciones respiratorias, producto de su frágil estado de salud en los últimos meses.

Nacido como Jorge Mario Bergoglio el 17 de diciembre de 1936 en Buenos Aires, fue el primer pontífice latinoamericano y el primer jesuita en ocupar el trono de San Pedro. Su papado marcó una etapa significativa de apertura, sencillez y diálogo dentro de la Iglesia. Su partida deja un legado complejo, profundamente humano, en el que destacó por su cercanía con los pobres, su lucha por la justicia social y su mirada inclusiva hacia las personas LGBTQ+.

“¿Quién soy yo para juzgar?”: un antes y un después en la Iglesia Católica

Desde el inicio de su pontificado, el Papa Francisco marcó un cambio de tono respecto a la homosexualidad. Durante su regreso de Brasil en 2013, pronunció una frase que resonó a nivel mundial: “Si una persona es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarla?” Esa declaración, aunque simple en apariencia, supuso una ruptura en el discurso tradicional del Vaticano, históricamente duro hacia las personas LGBTQ+.

A pesar de que no promovió una reforma doctrinal (el Catecismo aún define los actos homosexuales como “intrínsecamente desordenados”), Francisco propuso una Iglesia que no condena, sino que acompaña. “La Iglesia no puede cerrar la puerta a nadie”, afirmó en diversas ocasiones.

En 2020, dio un paso más allá al mostrarse a favor de las uniones civiles entre personas del mismo sexo:
“Lo que tenemos que hacer es una ley de convivencia civil. Tienen derecho a estar legalmente cubiertos”, dijo en una entrevista.

Contra la criminalización: “Ser homosexual no es un delito”

En enero de 2023, en diálogo con Associated Press, el Papa Francisco condenó abiertamente las leyes que criminalizan la homosexualidad en más de 60 países:
“Ser homosexual no es un delito”, sentenció. Aunque matizó que dentro de la doctrina católica se considera pecado, también dejó en claro que “también es pecado no tener caridad con el prójimo”. Con ello, insistió en no confundir el juicio moral con la justificación de la discriminación.

Un Papa que escuchó a la comunidad LGBTQ+

Durante su pontificado, Francisco mantuvo reuniones periódicas con católicos transgénero y líderes pastorales que trabajan con la comunidad LGBTQ+, como el sacerdote James Martin y la hermana Jeannine Gramick. Además, nombró a Juan Carlos Cruz, un hombre abiertamente gay y víctima de abusos en Chile, como miembro de una comisión pontificia.

Martin afirmó tras la muerte del pontífice:

“El Papa Francisco hizo más por las personas LGBTQ+ que todos sus predecesores juntos.”

Francisco fue también el primer papa en utilizar públicamente la palabra “gay”, escribió cartas de bienvenida a conferencias LGBTQ+ católicas y aprobó la publicación del documento “Fiducia Supplicans”, que permite, bajo ciertas condiciones, que los sacerdotes bendigan uniones entre personas del mismo sexo. Aunque estos pasos fueron resistidos por sectores conservadores, marcaron un antes y un después en la inclusión dentro del catolicismo.

Su relación con el Perú y el caso Sodalicio

El Papa Francisco visitó el Perú en enero de 2018. Durante su estadía, recorrió Lima, Trujillo y Puerto Maldonado, donde se reunió con comunidades indígenas amazónicas y expresó su compromiso con la protección del medio ambiente y los derechos de los pueblos originarios.

Uno de los capítulos más delicados de su vínculo con el país fue el manejo del caso Sodalicio de Vida Cristiana, una organización religiosa fundada en Lima en 1971 por Luis Fernando Figari, acusado de cometer abusos sexuales, físicos y psicológicos contra jóvenes integrantes del movimiento. Las denuncias comenzaron a salir a la luz pública en la década del 2000 y tomaron fuerza tras la publicación del libro “Mitad monjes, mitad soldados”, del periodista Pedro Salinas.

A fines de septiembre de 2024, el pontífice afirmó desde Bélgica que los casos de pederastia son “la vergüenza y la humillación” de la institución, por lo cual debe “pedir perdón” y comprometerse a evitar que se repitan. “La Iglesia debe buscar cómo resolver esta situación con humildad cristiana”, dijo en esa visita, ya estando convaleciente.

En agosto de 2024, el Vaticano expulsó de forma definitiva a Luis Fernando Figari, fundador del Sodalicio de Vida Cristiana, junto a otros 14 miembros de alto rango, tras confirmarse su implicación directa en casos de abuso.

Tras años de presión y reclamos de justicia, en marzo de 2025 el Vaticano anunció oficialmente el cierre del Sodalicio, tras una investigación canónica que documentó “graves faltas morales, manipulación espiritual sistemática y encubrimiento institucional”. La decisión fue considerada un acto de reparación para las víctimas y un gesto claro del Papa Francisco en su política de tolerancia cero contra los abusos en la Iglesia.

La disolución del Sodalicio fue un golpe definitivo contra una de las órdenes religiosas más influyentes en el país, la cual estuvo envuelta en múltiples escándalos de abusos que se hicieron públicos tras la publicación del libro ’Mitad monjes, mitad soldados’, escrito por los periodistas Paola Ugaz y Pedro Salinas.

Un pontificado marcado por la política, la ecología y la justicia social

Francisco no se limitó a los asuntos internos del catolicismo. Fue un líder global con posiciones políticas claras: criticó el sistema económico neoliberal, denunció la desigualdad global y defendió a los pueblos desplazados. Su encíclica Laudato Si’, sobre el cuidado de la casa común, fue un llamado urgente a actuar ante la crisis climática.

Asimismo, apoyó procesos de reconciliación internacional, como el restablecimiento de relaciones entre Estados Unidos y Cuba, y no dudó en enfrentarse a gobiernos autoritarios o políticas migratorias inhumanas.

Su papado se caracterizó por una firme defensa de la dignidad humana, el diálogo interreligioso y el acompañamiento a las periferias del mundo.

Reflexión final: un Papa profundamente humano

Francisco enseñó, como Jesús, no solo con palabras, sino con gestos. Acompañó con ternura, abrazó con respeto y desafió a una Iglesia que muchas veces miró con desdén a quienes eran diferentes.

Hoy, mientras el mundo despide a Jorge Mario Bergoglio, el Papa Francisco, se abre una reflexión sobre el rumbo que tomará la Iglesia tras un pontificado que, sin cambiar la letra, transformó el espíritu.

En tiempos de tanto ruido y división, su voz —a veces suave, a veces incómoda— fue un faro para quienes anhelaban una Iglesia más cercana, más humana. No fue perfecto. Fue profundamente humano, y desde esa humanidad construyó puentes donde otros levantaban muros. Tal vez por eso, incluso quienes no compartían su fe, encontraron en él un referente de compasión, justicia y coherencia.

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