Los inhibidores de la ECA que cruzan la barrera hematoencefálica previenen el deterioro cognitivo en un 15%-16%.
Internacionales.- El uso de un inhibidor de la enzima angiotensina convertasa que cruzan la barrera hematoencefálica y se utilizan para el tratamiento de la hipertensión arterial, reduce el riesgo de recibir un diagnóstico de demencia y retrasa el tiempo hasta el diagnóstico de demencia en personas con el VIH. Esta es la principal conclusión a la que llega un estudio estadounidense que comparó a personas con el VIH que tomaron un inhibidor de la ECA que cruza la barrera hematoencefálica y aquellas que tomaron otro tipo de medicamento para tratar la hipertensión arterial o ningún fármaco. Los hallazgos se han publicado como versión preliminar en la revista Med RxIV a la espera de que concluya la revisión completa del artículo realizada por pares.
El VIH puede entrar en el cerebro y causar inflamación incluso en personas con carga viral controlada. La calidad de vida de las personas que viven con el VIH puede verse comprometida por los déficit cognitivos y la pérdida de memoria, denominados trastornos neurológicos asociados al VIH. Durante los últimos 15 años, se ha acumulado evidencia de que si se reduce la presión arterial disminuye el riesgo de desarrollar demencia o deterioro cognitivo. Además, las personas que toman inhibidores de la ECA o bloqueadores de los receptores de angiotensina que cruzan la barrera hematoencefálica tienden a tener un riesgo menor que las personas que toman otros tipos de medicamentos para reducir la presión arterial. Los estudios en animales muestran que, además de regular la presión arterial, los inhibidores de la ECA que cruzan la barrera hematoencefálica también reducen la inflamación en el cerebro y protegen las neuronas de lesiones.
Los inhibidores de la ECA actúan impidiendo la conversión de angiotensina I en angiotensina II, la enzima que permite la constricción de los vasos sanguíneos. Al contraer los vasos sanguíneos, la angiotensina II influye en la presión arterial, por lo que inhibir la actividad de la angiotensina II ayuda a mantener la presión arterial en un nivel saludable. La inhibición de la actividad de la angiotensina también mejora la absorción de insulina y previene el daño a los riñones causado por la presión arterial alta.
No se había investigado el impacto del uso de inhibidores de la ECA sobre la función neurocognitiva en personas con VIH. En estudios previos se ha observado que las personas con el VIH mayores de 75 años pueden tener una prevalencia más alta de demencia en comparación con la población general, registrándose la mayor brecha en mujeres con el VIH. A lo largo de los años, la investigación ha podido identificar una serie de factores que condicionarían el deterioro cognitivo asociado al VIH, pero aún existe controversia al respecto. En este sentido, los factores de riesgo cardiovascular serían los de mayor impacto sobre el cerebro y se recomienda la aplicación de unas directrices clínicas que integren el cribado de la demencia como parte de la atención rutinaria para atender mejor a las personas con el VIH a medida que envejecen.
El nuevo estudio retrospectivo ha analizado los registros de salud electrónica para comprobar si el tratamiento farmacológico para la hipertensión reduce el riesgo de demencia en personas con el VIH, utilizando datos del Departamento de Asuntos de Veteranos de Estados Unidos, con el objetivo de medir un resultado primario de la demencia en cohortes controladas de pacientes expuestos a inhibidores de la ECA en comparación con otros no expuestos.
Los investigadores de la Universidad de Carolina del Sur y del sistema de atención médica del Departamento de Asuntos de Veteranos en Columbia dividieron la cohorte en dos grupos, según la exposición a la medicación: personas expuestas a inhibidores de la ECA que cruzan la barrera hematoencefálica (captopril, fosinopril, lisinopril, perindopril, ramipril o trandolapril) y personas expuestas a inhibidores de la ECA que no cruzan dicha barrera (benazepril, moexipril, enalapril y quinapril). El resultado primario del estudio fue un diagnóstico clínico de cualquier forma de demencia.
Además, el equipo investigador desarrolló un sistema de minería basado en la inteligencia artificial (IA), con la capacidad de descubrir pequeñas moléculas que se pueden reutilizar para nuevas terapias, incluyendo medicamentos ya aprobados por la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) para otras indicaciones. Varias moléculas identificadas por estos sistemas de IA han sido validadas experimentalmente como agentes neuroprotectores en un modelo de daño neuronal asociado al VIH.
De las 18.250 personas incluidas en el estudio, 9.419 habían estado expuestas a un inhibidor de la ECA que cruza la barrera hematoencefálica (una membrana selectivamente permeable que regula el paso de moléculas desde el torrente sanguíneo al tejido cerebral). La cohorte estaba formada mayoritariamente por hombres (96%), aproximadamente la mitad eran negros, y la edad media era de 51 años en aquellos expuestos a un inhibidor de la ECA que cruza la barrera hematoencefálica.
Las comorbilidades comunes en la cohorte incluyeron obesidad (25%), hiperlipidemia (14%) y depresión (16%). Las personas que tomaban un inhibidor de la ECA que cruza la barrera hematoencefálica tenían significativamente más probabilidades de tener diabetes tipo 2 (7% vs 3%) y fumar (49% vs 44%) pero menos tener hiperlipidemia (14% vs 17%).
Los investigadores compararon a 15.594 miembros de cohortes uno a uno, en base a si habían estado o no expuestos a un inhibidor de la ECA que cruza la barrera hematoencefálica del cerebro. En este análisis, los participantes se ajustaron a las características basales por lo que no hubo diferencias significativas en los dos grupos. El análisis multivariado para controlar los factores de riesgo de demencia mostró que cualquier tratamiento con un inhibidor de la ECA que cruza la barrera hematoencefálica se asoció con una reducción de un 15% del riesgo de ser diagnosticado con demencia.
En el subanálisis restringido a personas expuestas a un inhibidor de la ECA (8.768 personas expuestas a un inhibidor de la ECA que cruza la barrera hematoencefálica y 343 expuesta a un inhibidor de la ECA que no cruza la barrera hematoencefálica), después de controlar los factores de riesgo asociados con la demencia, mostró que las personas expuestas a un inhibidor de la ECA que cruza la barrera hematoencefálica tenían un riesgo un 52% menor de demencia.
Un análisis multivariado para controlar los factores de riesgo demográficos y relacionados con la salud para la demencia mostró que cualquier tratamiento con un inhibidor de la ECA que cruza la barrera hematoencefálica se asoció con un riesgo 17% menor de ser diagnosticado con demencia.
El equipo investigador ha justificado la necesidad de realizar nuevas investigaciones en otros grupos de personas con VIH para confirmar el efecto observado en este estudio. Una limitación del estudio es que no informa sobre la relación entre la duración del tratamiento con los inhibidores de la ECA y el riesgo de demencia.
Los investigadores han registrado que la elección de fármacos inhibidores de la ECA que crucen la barrera hematoencefálica puede tener un impacto importante en la calidad de vida al retrasar o prevenir la demencia relacionada con la edad y el VIH.
Fuente: gTt-VIH