MSF alerta en un informe de las consecuencias de la falta de financiación global contra las tres enfermedades.
Vía Salud y bienestar
Internacionales.- La lucha global contra el VIH, la tuberculosis y la malaria, tres enfermedades mortales se ha estancado. Equipos de Médicos Sin Fronteras (MSF) en todo el mundo han observado, en los últimos años, signos preocupantes de retroceso en la lucha contra estas enfermedades, agravados por la crisis de la Covid-19 y las dificultades económicas. Si los países donantes quieren ayudar a vencer estas pandemias mortales, tendrán que demostrar su compromiso con un aumento de las contribuciones en la próxima ronda de financiación del Fondo Mundial de lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria que se celebra en Nueva York mañana 19 de septiembre.
Los 17.900 millones de euros solicitados por el Fondo Mundial son un mínimo. De hecho, incluso si se alcanzara esta cantidad, quedaría una brecha sin financiación del 22%, mayor que el 18% que dejó la anterior ronda. Los equipos de MSF en terreno han visto cómo se reducen los programas de VIH para mujeres embarazadas y sus bebés nonatos y los dirigidos a grupos vulnerables. También han sido testigo de la disminución de la calidad de la atención o la omisión de pruebas para determinar el nivel de virus en la sangre, los medicamentos para tratar a las personas con infecciones oportunistas y complicaciones relacionadas con el sida, y la atención pediátrica adaptada a la tuberculosis.
En 2019, MSF advirtió que la respuesta al VIH y la tuberculosis se había paralizado porque el mundo era demasiado optimista sobre la parte de la financiación de los programas de lucha contra las enfermedades que podían asumir los países de ingresos bajos y medios. Una nueva evaluación realizada por los equipos de MSF en 2022 muestra cómo la pandemia y las crisis económicas y sociales agravan los problemas y amenazan los avances logrados en los últimos años. Las consecuencias para las personas que viven con las tres enfermedades son dramáticas: se reduce la cobertura y se ralentiza el despliegue de la prevención y el tratamiento, y los países, presionados por el déficit de financiación, quitan prioridad a intervenciones esenciales, restan calidad de la atención y retrasan innovaciones.
«El Fondo Mundial tiene razón al destacar los grandes avances conseguidos en los últimos 20 años en la lucha contra las tres enfermedades. Pero estos logros se ven amenazados ahora. Desde MSF queremos subrayar la urgencia del problema, una urgencia que el propio Fondo Mundial menciona cuando reconoce que estamos lejos de alcanzar las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de acabar con las tres enfermedades», afirma Raquel González, responsable de Relaciones Institucionales de MSF.