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Tegucigalpa, Honduras .- A pesar de los intentos que se han hecho en la sociedad hondureña para que se trate con igualdad a las personas con VIH, la discriminación contra ellos sigue siendo una lamentable realidad en el país.

Esto provoca que la mayoría de personas con el VIH-sida enfrenten dificultades para conseguir trabajo, independizarse o desempeñar otras actividades en la sociedad, no por su falta de capacidad, sino por los prejuicios sociales contra ellos.

Por ejemplo, en el hogar Amor y Vida dan albergue, alimentación y atención a niños y jóvenes que tienen VIH y aunque casi todos llegaron cuando eran recién nacidos, la mayoría de ellos aún vive en esa institución, ya que no tienen a donde ir.

Varios, incluso, ya terminaron la secundaria, pero aún así no pueden encontrar trabajo, pues a muchos se les discrimina por padecer esta enfermedad.
“Algunos ya se han graduado del colegio con mucho esfuerzo porque no tenemos muchos recursos. El problema es que aunque ellos desean tener una vida normal, trabajar, seguir estudiando, tener una familia como cualquier persona, no pueden porque nadie les da trabajo”, lamentó María Iris Ríos, directora de la fundación.

A pesar de la gran labor que ha realizado por 21 años, la fundación, que atiende a 33 menores, está en crisis económica y sus gastos van en aumento porque todos los menores están en la escuela, colegio y universidad.

“Pasamos los meses en rojo. Hacemos de todo, desde rifas, bingos y recolección para poder cubrir las necesidades básicas de los niños”, reveló Ríos.

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