Ante la controversia desatada por el Ministerio de Salud del Perú, que señala que si vives con el VIH, no puedes ser vacunado contra el Covid-19, sin importar si eres personal de salud, ONUSIDA señala todo lo contrario en un documento técnico. 

Redacción: Conexión Vida 

Lima, Perú.- Las vacunas contra la COVID-19, no tienen ninguna contraindicación para no ser aplicadas a las personas con VIH, ya que les aportan los mismos beneficios que al resto de los individuos y comunidades, se lee en un documento que publicó el Programa Conjunto de las Naciones Unidas contra el Sida – ONUSIDA el pasado 12 de enero. 

«Por un lado, ayudan a prevenir los casos graves de infección por el virus SARS-CoV-2 y, por otro, reducen potencialmente la transmisión del SARS-CoV-2.», opina la entidad internacional.

Por lo tanto, ¿Resultan seguras las vacunas contra la COVID-19 para las personas que viven con el VIH?

Las vacunas contra la COVID-19 que se están desarrollando o que ya han sido aprobadas por los distintos organismos reguladores se consideran seguras para la mayoría de la población, incluyéndose aquí las personas que viven con el VIH.

Antes de su distribución en los distintos países, los organismos reguladores nacionales se encargan de revisar los datos de que se dispone y de garantizar que sean seguras. Hasta ahora no hay ninguna prueba que haga pensar que las personas que viven con el VIH corran más riesgos al recibir la vacuna contra la COVID-19 que el resto de la gente.

Las vacunas incluyen parte del material genético del SARSCoV-2 (el virus que causa la enfermedad de la COVID-19), el cual estimula nuestros sistemas inmunitarios para generar
anticuerpos contra la proteína de espiga que el virus SARSCoV-2 utiliza para acoplarse a las células humanas. Ninguna de las vacunas en las que se está trabajando ni las ya aprobadas
por los organismos reguladores utilizan vacunas (virus) vivas, por lo que deberían ser igualmente seguras para aquellas personas cuyos sistemas inmunitarios están dañados, como quienes viven con el VIH y aún no han logrado suprimir su carga viral.

En algunos de los ensayos para las vacunas participaron personas procedentes de países en los que el VIH está muy presente, como Sudáfrica, por lo que en ellos también se habrá incluido a un determinado número de personas que viven con el VIH. Sin embargo, también hubo ensayos para los que se excluyó a las personas con este virus como medida de prevención.

Del mismo modo que sucede con todas las vacunas, algunas de las personas que ya han sido vacunadas contra la COVID-19 presentaron reacciones adversas leves los días siguientes,
habitualmente dolor en el brazo. No obstante, también se ha descrito algún caso de malestar general o fiebres bajas. Un grupo muy reducido de personas ha experimentado algún
tipo de reacción alérgica importante, la cual no entrañó complicaciones y se pudo gestionar dejando a la persona alrededor de unos 15-30 minutos en observación tras la administración de la vacuna. No hay motivo alguno para pensar que estas reacciones moderadas o más serias pudieran revestir más gravedad en el caso de las personas  con VIH. 


Entonces, ¿Deberían vacunarse contra la COVID-19 las personas que viven con el VIH?

La respuesta es sí. Al no existir contraindicaciones, no deberían existir exclusiones.  ONUSIDA sostiene que las personas que viven con el VIH deberían seguir adheridas a una terapia antirretroviral eficaz, la cual no solo preserva la salud, sino que, además, evita la transmisión del VIH.


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