Muzaffar Ghangro usó en repetidas ocasiones una jeringa infectada con VIH. En las próximas semanas, la cifra podría aumentar de manera considerable en Pakistán.
El caso ha abierto un debate sobre la ética médica y ha sobresaltado a los habitantes de Pakistán: en las próximas semanas, la cifra podría aumentar de manera considerable.
El pánico, mientras tanto, crece entre los padres de la ciudad de Larkana, que están comprobando cómo los pequeños de la zona acumulan positivos en VIH, mientras que el resto debe esperar hasta seis meses para que descartar que tengan la condición.
«Maldigo al responsable de la infección de todos estos niños», declara Nisar Ahmed, padre de una menor infectada, a la agencia AFP. «Toda la familia está completamente conmocionada», asegura el Imam Zadi, quien ha acudido a realizarse una prueba junto a sus cinco hijos.
Muzaffar Ghangro continúa detenido y hay constancia de que podría haber reutilizado el material con el objetivo de ahorrar a la hora de intervenir a sus pacientes, tal y como relata la cadena de televisión de Pakistán Samaa TV.
El pánico por el contagio de los menores se ha extendido también hacia los adultos, que temen que este tipo de prácticas pudieran extenderse a los quehaceres diarios del resto de profesionales de la zona.
La gente de Pakistán no conoce suficientemente que supone el VIH y, sobre todo, no tiene acceso a los tratamientos con los que puede controlar la condición de salud. Con unos 20 mil nuevos casos en 2017, el país se ha convertido en el segundo país asiático en el que la condición se extiende con mayor rapidez.
Unos 600.000 falsos médicos ejercen en el país
La crisis deja patente la falta de profesionalización que enfrenta el sector sanitario en Pakistán, donde las malas condiciones de vida se suman a una plantilla de ‘médicos’ de 600 mil personas que ejerce a diario sin ningún tipo de titulación ni conocimientos suficientes.
Pero hay más. La población enfrenta un claro problema de desamparo, ante la falta de conocimientos básicos y la falta de acceso a servicios e infraestructuras médicas de calidad. Todo ello abona el terreno para que personas con muy pocos escrúpulos se dediquen a cultivar todo tipo de prácticas poco ortodoxas.
Este tipo de transmisión de VIH no son una excepción: «Para ahorrar dinero, pinchan a varios pacientes con una misma jeringa. Podría ser la principal causa de la multiplicación de casos», indica Sikandar Memon, líder del programa que lucha contra el sida de la provincia ahora afectada.
Ese es uno de los problemas y causas que generan la gran expansión del virus durante los últimos años.
«La reutilización de las jeringuillas, las transfusiones sanguíneas de alto riesgo y otras prácticas médicas arriesgadas están disparando el número de contagios de VIH durante los últimos años», asegura Bushra Jamil, experto en enfermedades infecciosas de la Universidad Aga Khan de Karachi.
Mientras tanto, las familias afectadas por el doctor Muzaffar Ghangro temen que las dificultades de acceso a fármacos puedan llegar a poner en peligro la vida de los menores.
«No sabemos qué hacer. Tengo más hijos y tengo miedo de que pillen la enfermedad. Envíenos medicamentos para nuestros hijos, para que puedan curarse. Si no, todos nuestros hijos morirán ¿verdad?«, reflexiona una de las madres.