Servidora pública afirma que mujeres que llaman a Línea 100 solo quieren ser escuchadas.
Lima, Perú.- Psicóloga que atiende llamadas de mujeres que necesitan ayuda urgente , Haydeé Castañeda Abarca empezó su carrera en el primer Centro de Emergencia Mujer (CEM) que el Ministerio de la Mujer instaló en una comisaría, en el año 2002 en el distrito de Villa El Salvador. Desde entonces se vinculó con víctimas de violencia. El 2011 asumió el cargo de supervisora del servicio Línea 100.
Ese año la llamada de una mujer, madre de tres niños, quedó como sello en su memoria, pues quería suicidarse. Haydeé recuerda que aquella señora solo le decía que no sabía qué hacer, que no era capaz de hacerse cargo de la vida de sus pequeños hijos. Le contó que tenía racumín y una botella de gaseosa para dárselas y acabar con su existencia y la de ellos. Esa mujer tenía 42 años y durante una hora habló de su desesperación, de su historia de maltratos. Pero poco a poco fue tranquilizándose, gracias a los consejos que pudo darle.
Logró que no se quitara la vida y acudiera a un CEM. La orientó y pudo atenderla a ella y a sus hijos. Salió de la crisis. “No volvió a llamar y no supe más de su historia”, cuenta esta profesional de 48 años que aprendió a no involucrarse emocionalmente con los casos, a dejar que fluyan para seguir ayudando. La había conmovido mucho, pero debía seguir apoyando, conteniendo emociones. Tenía que controlarse, comenta.
“Somos un equipo de profesionales capacitados para atender las 24 horas del día, los siete días de la semana. Recibimos llamadas desesperadas de mujeres o de otro miembro de la familia víctimas de violencia que necesitan apoyo emocional, confianza y una oportunidad para acceder a la justicia”
A pesar de los casos que atendió en todos estos años nunca sintió la necesidad de retirarse del Mimp ni de dejar a las víctimas de violencia. Hoy es supervisora del servicio de la Línea 100, llegó en el 2011 para asesorar a 270 operadoras, en su mayoría mujeres, psicólogas y abogadas, en el manejo de contención emocional y superación de crisis.
La escucha es fundamental, dice, pues quien llama lo único que quiere es hablar de su problema y encontrar una solución. También las entrena para que sepan diferenciar una llamada de emergencia de una perturbadora, perversa o silente, explica. Esas representan más del 90%, pues realmente las efectivas son como 8,000 al mes, el 7% del total.
En los próximos días se trasladará a la sede central del Mimp para asumir nuevos desafíos. Esta vez como sectorista que supervisará los CEM a escala nacional, que a noviembre llegó al número de 341. La Unidad de Atención Integral frente a la Violencia Familiar y Sexual es la encargada de realizar el monitoreo de cada establecimiento.
“El Mimp me dio la oportunidad de potenciar la sensibilidad que desarrollé en casa hacia las personas que necesitaban ayuda. Lo que me enseñaron mis padres trascendió a mi país. Como servidora pública sigo comprometida con las víctimas de violencia, mujeres, pero también niñas y adolescentes que hoy acuden a nosotros”. Haydeé sabe que amor con amor se paga.
Fuente: Andina