El Ministerio de Salud de la Nación no adquiere ni distribuye los reactivos a las provincias; sin esta prueba, médicos y pacientes no pueden confirmar la efectividad del tratamiento.

Es como tener que tratar a un diabético sin poder controlarle la glucemia o a un hipertenso sin poder medirle la presión. Con el agravante de que el VIH-sida es una infección cuya transmisión puede interrumpirse si se logra mantener niveles suficientemente bajos de virus en sangre. Sin embargo, en hospitales de todo el país faltan reactivos para medir la carga viral de estos pacientes. Lo confirman diversos especialistas pidiendo reserva de su nombre.

«Hace varios meses que no hay reactivos para carga viral enviados por el Ministerio de Salud de la Nación en ningún lado», afirma con preocupación un destacado infectólogo porteño. Otra infectóloga de un hospital de zona Norte confirma que «hay escasez absoluta, sólo se están haciendo las pruebas urgentes. También faltan los reactivos para CD4». Y coincide Leandro Cahn, director ejecutivo de la Fundación Huésped: «Hay una compra demorada desde hace tiempo. CABA hizo una compra que entra la semana que viene; mientras tanto se priorizan embarazadas, nuevos diagnósticos e internaciones».

La doctora Eleonora Cunto, jefa de Terapia Intensiva del Hospital Muñiz, comenta que tienen ingresos de pacientes todos los días, les solicitan tests de VIH y les llegan los resultados en tiempo y forma. Pero según otros especialistas, sería una privilegiada. Su situación se explica porque «lo poco que hay, que es lo que quedó, o lo que compren hospitales o jurisdicciones (porque Nación no compra y no manda), se usa para casos muy puntuales; por ejemplo, embarazadas o pacientes internados en terapia intensiva».

Los análisis de carga viral son básicos para confirmar y hacer seguimiento de los pacientes. «De otra forma, no saben si el tratamiento que están tomando sirve o no –explican–. Con el agravante de que es una patología transmisible, entonces si no saben si [el virus] está indetectable, es malo para las personas y para el médico, que está navegando ‘a ciegas’. Y también para toda la comunidad, porque son individuos que pueden estar transmitiendo el VIH a otra gente sin saberlo. Es grave y no hay perspectivas de [que se solucione en muchos meses. Entonces, CABA y otras provincias ´ricas’ compran para su población, pero no reciben muestras de otras jurisdicciones. Y las ‘pobres’ o que derivan las cargas virales porque no tienen equipos, se quedan directamente sin nada…».

 

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