Una complicación de salud ha traído consigo una serie de actos discriminatorios en una comunidad en la selva peruana en el que tener VIH significa el rechazo de todo un pueblo.
Escribe: Marlon Castillo Castro / Conexión Vida
Tarapoto, Perú.- *Javier nunca se imaginó que todo un pueblo que lo acogió como el docente de comunicaciones en la escuela 0062, ubicado en el Centro Poblado San Pablo de Tipishca, distrito de Chipurana en el Departamento de San Martín, le quitara el habla o lo tratara de manera despectiva tras revelarse de manera irresponsable su diagnóstico de VIH.
El docente de 40 años fue contratado a inicios de año para dictar clases a estudiantes de secundaria en Tipishca, sin embargo, el 24 de agosto empezó su pesadilla. Javier enfermó con vómitos y una infección estomacal, por lo que llamaron al enfermero de la zona, Javier Mosquera para ver lo que ocurría.
Mosquera le suministró suero para mejorar su hidratación le indicó que le iba a realizar una prueba para detectar si tenía dengue. Procedió a pincharle el dedo, le extrajo unas gotas de sangre y le hizo una prueba rápida.
Al no superar los síntomas, al día siguiente viajó a Tarapoto junto a un colega docente, quien le insistía hacerse exámenes de laboratorio y le confesó que el enfermero le había informado que el examen que le realizó había sido de VIH y que el resultado fue positivo.
“Me engañó diciéndome que me haría una prueba contra el dengue, pero la sangre que me sacó en realidad era para hacerme una prueba de VIH sin mi consentimiento, ni consejería. Lo peor fue que lo dijo a varios en el colegio”, narró Javier a Conexión Vida.
Ante la falta de confidencialidad, fue a atenderse a un hospital del MINSA y se hizo tratar y retornó al pueblo a continuar con sus labores pedagógicas.
“Cuando llegué el 31 al colegio empecé a sentir el rechazo de toda la comunidad. No me invitaban a las reuniones, no me dejaban sentarme en la mesa a comer, me miraban con gestos desagradables, así como los propios estudiantes ya no se me acercaban, igual que mis colegas me saludaban de lejos”, contó con tristeza Javier.
La discriminación que ha soportado Javier le ha generado problemas emocionales como depresión y baja de autoestima, afectando su sistema inmunológico.
Según cuenta, el director del colegio se puso como “un demonio” dado a que le hacía la vida imposible en su espacio laboral. “Me trataba de forma despectiva, y hasta me gritó pidiéndome me informe de atención”.
Con el pasar de las semanas, Javier decidió denunciar el caso ante la Defensoría del Pueblo para solicitar cambio de colegio y ante Reineiro Napuchi del Águila, Teniente Gobernador de Tipishca, en el que el enfermero reconoció haberle realizado una prueba de VIH sin su consentimiento e informar de su resultado a otros profesores, compañeros de trabajo de Javier.
Ante todo, lo sucedido Javier decide irse del pueblo y renunció casi obligado a la plaza laboral que ganó para no generar más inconvenientes.
INVESTIGARÁN
La Dirección Regional de Salud de Tarapoto, abrirá una investigación para determinar posible responsabilidad del personal de salud que cometió el delito de falta de confidencialidad, tal como lo establece la Ley 26626 y su modificatoria 28243.
También la Unidad de Gestión Educativa de Tarapoto hará lo propio, ya que, si la renuncia ha sido por presión, el despido sería nulo, según las normas del Ministerio de Trabajo.
El reglamento de la Ley General de Inspección del Trabajo, Decreto Supremo Nº 019-2006-TR, señala que constituye infracción muy grave los actos discriminatorios del que sea objeto una persona con VIH en su centro de trabajo, sancionando a la empresa infractora con el pago de 11 a 20 UIT (Unidad Impositiva Tributaria).
Además, se encuentra vigente la Resolución Ministerial Nº 376-2008-TR denominada “Medidas Nacionales frente al VIH y Sida en el lugar de trabajo”, documento normativo orientado a la no discriminación, confidencialidad y protección de los derechos laborales de las personas viviendo con VIH en el lugar de trabajo en el Perú.
Por su parte GIVAR ha solicitado publicamente iniciar la formación de una mesa antidiscriminación multisectorial para evitar este tipo de situaciones.
*Javier, nombre puesto para resguardar la confidencialidad del denunciante.
