Señalan que Víctor Zamora proclama que cuentan con acceso a la servicios sanitarios en plena emergencia por coronavirus, pero afirman que, en realidad, durante la cuarentena, ni siquiera reciben medicamentos, preservativos para el desempeño de sus labores.
Escribe: Renato Arana Conde / Conexión Vida
Lima, Perú.- «Cumplimos con nuestra función de proveer (a las trabajadoras sexuales) la medicación (en caso) significa VIH, tuberculosis y otras”, declaró dudoso el ministro de Salud, Víctor Zamora, el lunes en Palacio de Gobierno. Sin embargo, lejos de celebrar, las organizaciones de trabajadoras sexuales expresan su indignación y desmienten a Zamora porque, en la práctica, resultan ser las grandes abandonadas del Estado durante el estado de emergencia sanitario.
“Es una mentira lo que dice el ministro”, declara Angela Villón, dirigente del Movimiento Nacional de Trabajadoras Sexuales en comunicación con Conexión Vida y califica de “burla” lo expuesto por el ministro Zamora. Aclara que desde que se inició el estado de emergencia no recibieron mascarillas ni kits de higiene, al punto que ellas mismas tuvieron que crear sus propios protocolos sanitarios frente al covid-19.
Villón reclama que, desde la primera semana de mayo, se hizo el pedido de preservativos para las trabajadoras sexuales de diversas ciudades del país como Tumbes, Chiclayo, Arequipa y Trujillo, pero hasta la fecha no los reciben por desidia de los coordinadores de las direcciones regionales de salud. Solo en Iquitos y Pucallpa se hizo efectiva la entrega, indica.
Una situación que contradice a Zamora cuando dijo, el lunes, que las trabajadoras sexuales son consideradas población vulnerable al exponer su salud durante su trabajo “que puede ser forzado o voluntario”. Esto último dejó mal parado al ministro.
“Zamora no puede hacer ese comentario, porque, a las que hacemos trabajo por voluntad propia, no nos puede poner al mismo nivel de las (mujeres) que han caído en las garras de las mafias de la explotación sexual. Zamora genera confusión. ¡Como ministro desconoce nuestra situación!”, se indigna Villón.
Azucena Rodríguez del Corso, presidenta de la Red de Trabajadoras Sexuales, RedTraSex – Perú indica que el hospital Alberto Barton del Callao recién atenderá a las trabajadoras sexuales en julio. Solo en los centros especializados de referencia de ITS/VIH Raúl Patrucco y Tahuantinsuyo Bajo (que son los únicos en la actualidad que reciben nuevos casos de diagnosticados con VIH) sí se les brinda atención a este grupo de mujeres, afirma Rodríguez del Corso. ¿Ambos centros serán suficientes para atender la demanda de miles de trabajadoras sexuales?
Ministra de la Mujer está pintada
Y no solo es Zamora el blanco de cuestionamientos. Las dirigentes también desmienten a la ministra de trabajo, Sylvia Cáceres cuando afirmó ese mismo lunes que, “desde el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables se ha proporcionado apoyo directo a algunos colectivos de trabajadoras sexuales”
“¿Cuáles colectivos? Acá no hay ningún colectivo. Lo que hay en el Perú son organizaciones de trabajadoras sexuales. Dudo mucho que la ministra de la Mujer (Gloria Montenegro) quiera ayudarnos porque, hace mucho tiempo, le envié una carta para integrarnos a los talleres que hacían y ni siquiera nos aceptaron. ¡Así que todo lo que dijeron Zamora y Cáceres es una mentira!”, recuerda Azucena Rodríguez del Corso.
Angela Villón también asegura que, el 17 de abril, recibió una llamada telefónica de la ministra de la Mujer para ofrecerle apoyo en la entrega de bonos para 200 compañeras de labores. La ayuda jamás se concretó, pues desde el ministerio le informaron que la lista de beneficiadas era demasiado extensa y que la sede del Movimiento Nacional de Trabajadoras Sexuales, en San Juan de Lurigancho, estaba a mucha distancia.
Nos informa que al consultarle al respecto a Leida Portal, presidenta de la Asociación de Trabajadoras Sexuales Miluska Vida y Dignidad, le respondió que, tampoco, ningún representante del Ejecutivo se contactó con ella para coordinar apoyo material para sus compañeras.
Sin bono, víveres, y llorando el deceso de 30 de estas mujeres durante la cuarentena (cifra que Villón calcula), la situación de las 100 mil trabajadoras sexuales en el país es la prueba de que su vida no es importante para el Estado, empujándolas a mendigar por sus derechos básicos o solo morir.