Texto y fotos: Tyra Guicchetti Chávez // Conexión Vida
Embarcación recorre comunidades indígenas del Amazonas para realizar campañas de salud preventiva y dotar de medicamentos para el VIH a integrantes de grupos étnicos afectados por esta condición de salud.
Iquitos, Perú.- La ciudad de Iquitos nos dio la bienvenida, mostrándonos sus luces multicolores, su música y su gente alegre. El motivo de nuestra llegada era conocer el trabajo que a partir de ahora realizará Angely, embarcación que navega por el río Amazonas para brindar servicios de prevención, diagnóstico y tratamiento del VIH, en beneficio de 28 comunidades indígenas.
La embarcación de la fundación Aids Healthcare Foundation (AHF Perú), recorrerá las localidades de Nauta, Requena, Caballococha, Contamana, Santa Clotilde, Pebas, Yurimaguas y en el Datem del Marañón y Santa Rosa en la frontera con Brasil y Colombia, conjuntamente con personal del Ministerio de Salud (Minsa) y el Gobierno Regional de Loreto.
Previo a conocer la embarcación, se realizó una ceremonia protocolar de inauguración del local de AHF- Perú en Iquitos, que cuenta con dos pisos distribuidos en consultorios médicos, espacio para consejería Pre y Post Test de VIH, hepatitis y sífilis, laboratorio de toma de muestras, farmacia y sala de espera.
Durante el recorrido en una embarcación tradicional llamada “peque- peque”, con destino a la localidad de Belén, las autoridades narraron la historia de una niña de 9 años que vivía en la localidad de San Pablo. Para llegar hasta su vivienda debían navegar más de un día.
La menor, que vivía en extrema pobreza y sin acceso a servicios básicos como agua potable, desagüe, luz electica y sin centros de salud, le detectaron el VIH, durante una de las campañas que realizó AHF y voluntarios de la zona en setiembre de 2017.
La pequeña y toda su familia, resultaron positivos al VIH, en estado avanzado. Cuando el personal de salud, regresó con el tratamiento para toda la familia, la niña había muerto. La lejanía entre los pueblos, la falta de instituciones de salud y la ausencia de transporte y su costo, acabaron con la posibilidad de encontrar un tratamiento que la mantuviera con vida.
La niña se llamaba Angely. Su trágica historia ha sido la inspiración para conseguir una embarcación que acerque los servicios de salud y prevención del VIH en las comunidades más alejadas del Amazonas.
Angely ahora navega por el Amazonas y es la guía en las rutas para detectar más casos del VIH y entregar tratamiento oportuno a las personas que lo requieran.
Llegamos a la localidad de Belén. El médico infectólogo, Carlos Benites Villafane, Director Ejecutivo de la Dirección de Prevención y Control de VIH-SIDA, Enfermedades de Transmisión Sexual y Hepatitis del Ministerio de Salud, nos informa que están planeándose estrategias para alcanzar a los pueblos originarios, y otras poblaciones en estado de vulnerabilidad como las mujeres trans en la región para mejorar el acceso a los servicios de salud, y enfrentar la problemática del VIH.
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Pasadas las horas, con una sensación de calor que sobrepasaba los 35 grados, nos embarcamos; al Rio Momón, donde almorzamos comida tradicional del lugar.
En esta zona del Perú, existen 28 pueblos originarios que hablan 27 lenguas nativas, y de ahí la complejidad de alcanzar los servicios médicos, pero respetando sus derechos, sus costumbres, su lengua, ayudarlos sin tratar de cambiarlos; sin despojarlos de su identidad.
Entre otras cosas, me preocupaba ver la insalubridad en la que viven muchas familias en las comunidades indígenas, además de la seguridad en la zona. “una vez camino a Pebas, -una comunidad un poco movida según los propios lugareños – los piratas distinguieron la embarcación; pero al saber que llevaba ayuda humanitaria la dejaron pasar, no corrió la misma suerte otra embarcación venía detrás de nosotros y que llevaba artículos comerciales”, narra un piloto de la embarcación para graficar que también se vive inseguridad en las aguas del Amazonas.
Inicia la noche y con ella debíamos volver a Lima, a esta ciudad de marchas, reclamos y protestas, protestas por medicamentos racionados, por desabastecimientos, de compras sobrevaloradas, de hospitales caóticos de funcionarios corruptos, de faenones, de negociazos, que lucran y acaban con la salud de los que menos tienen.
En este corto, pero intenso viaje, recordé lo que me dijo Víctor (Director de Sí, da Vida). Debo a aprender, aprovechar y madurar. Veo que aún hay mucho por hacer, que hay muchas personas con problemas más duros, en situaciones más extremas; con mucha mayor necesidad de respuesta. El VIH no discrimina, pero se hace más terrible cuando se enquista en la pobreza y el olvido.
Me subo en el avión que me traerá de retorno a Lima y mientras se eleva por los aires me despido de Iquitos pensando en Angely, aquella niña cuya muerte ha sido la polea para hacer andar un proyecto maravilloso que busca devolver la dignidad y los derechos en zonas alejadas de nuestro territorio.