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Comunicado de colectivo “Creyentes por la Igualdad de Género”, insta al Ministerio de Educación incluir igualdad de género.

Redacción: Conexión Vida

Lima, Perú.- Un grupo de personas creyentes cristianas, evangélicas y católicas, reunidas en el colectivo Creyentes por la Igualdad de Género, exigió al gobierno peruano continuar con la política educativa de igualdad de género dentro del currículo escolar.

“Instamos al Ministerio de Educación cumplir con los compromisos asumidos ante organismos internacionales y continuar con las políticas educativas de igualdad para revertir las estadísticas históricas en violencia de género y desigualdad: 12 feminicidios por mes (Ministerio Público 2018), 29% de desigualdad salarial entre hombres y mujeres (INEI 2017), 60% de las personas LGTBI ha sufrido violencia en su propia aula, incluyendo golpes, insultos y amenazas tan graves que han llevado a algunos de estos niños, niñas y adolescentes al suicidio (INEI 2018)”, se lee en el comunicado.

El grupo de creyentes, sostiene que la educación sexual de los niños, niñas y adolescentes no es un asunto que le compete sólo a los padres y madres de familia, dando a conocer que la educación sexual integral es un derecho humano y una valiosa herramienta que, además de ayudar a reducir las altas tasas de embarazo adolescente.

“13% de las adolescentes ya son madres o están embarazadas (Según Endes), contribuye a la construcción de una sociedad igualitaria, respetuosa y sin violencia entre las y los escolares”, argumenta dicho colectivo.

En diálogo con Sandra Flores, médica de la ONG Sí, da Vida, integrante del colectivo Creyentes por la Igualdad de Género, “una educación sexual integral es fundamental para el cuidado de la salud propia y de otras y otros“, añade que se facilita el acceso a los derechos y a los servicios, superando estigma y discriminación por prejuicios y creencias.

El comunicado pone énfasis que constitucionalmente los debates de las políticas educativas deben llevarse dentro de un marco de laicidad, respetando los derechos humanos, los cuales son innegociables incluso a través de las vías legales, y reconociendo que la población estudiantil es reflejo de una sociedad diversa y plural.

Finalmente muestran su rechazo hacia aquellos grupos religiosos fundamentalistas que se atribuyen el derecho a representar a todos los cristianos y cristianas, iglesias y organizaciones basadas en la fe, para opinar, debatir y defender campañas teñidas de misoginia y homofobia.

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