Foto: Diario La República

 

Escribe: Rosa María Pimentel, Coordinadora Nacional de ForoSalud

“Consideramos que la discapacidad es un tema de derechos, por lo tanto, un asunto eminentemente político que debiera resolverse con políticas de Estado”

 

Lima, Perú.- La salud es un derecho humano fundamental a la que el Estado está obligado a satisfacer. Por ello, ForoSalud cuestiona, una vez más, la Teletón en el Perú, porque minimiza derechos de las personas con discapacidad y extrema la caridad como medida nefasta de solución al problema, contraviniendo, así, a la Convención Internacional de los Derechos de las Personas con Discapacidad ratificada por el Estado peruano hace más de 10 años.

Consideramos que la discapacidad es un tema de derechos, por lo tanto, un asunto eminentemente político que debiera resolverse con políticas de Estado. Levantar una imagen lastimera de niñas, niños y adolescentes con “deficiencias físicas, sensoriales y mentales” para captar fondos que irán a una clínica privada es pretender encubrir las graves desigualdades y exclusiones en el acceso a salud y rehabilitación en las que se debate esta población. Lo peor es hacerle creer a todo un país -utilizando sin ética los medios de comunicación masiva dispuestos ideológicamente para ello- que la caridad y la empresa privada van a salvar a la población con discapacidad de la grave desprotección social en la que se encuentra desde hace varios siglos debido a la falta de voluntad política de los sucesivos gobiernos. Con lo que se refuerza la “gran rueda de la fortuna” de la privatización de la salud, en desmedro de la salud pública.

Según la Encuesta Nacional de Discapacidad del 2012, apenas un 5% tiene discapacidad en el Perú (1 millón 600 mil), cifra que contradice a la Organización Mundial de la Salud. Las mujeres y personas con más de 65 años de edad son las de mayor número. El 60% está “asegurada” en el Seguro Integral de Salud-SIS o en EsSalud; en los privados, muy pocas. El 40% queda fuera del sistema de salud. Lo escandaloso es que de ese “60% asegurado” solo un 11% accede a servicios especializados de salud para la discapacidad. Dentro de las insignificantes coberturas de EsSalud y el SIS, el 90 % restante, o sea, la mayoría, no recibe terapias ni rehabilitación ni medicinas ni soportes ortopédicos ni diagnósticos actualizados acorde con su “deficiencia” o condición, lo cual limita gravemente sus actividades en la sociedad.

Parece contradictorio, pero tanto SIS como EsSalud no cubren todas las demandas especializadas relativas a la discapacidad. Por ejemplo, el SIS cubre un número muy limitado de terapias de rehabilitación física, sensorial y mental. Igualmente, no cubre todas las medicinas, sobre todo de las discapacidades mentales y vemos a las personas comprar sus medicamentos con enorme gasto de bolsillo. Las piernas y brazos ortopédicos tampoco son cubiertos por el SIS. Por otro lado, EsSalud demora mucho tiempo, años, en dar citas para traumatología y rehabilitación. Hay personas con discapacidad esperando una prótesis más de 3 años y una adulta mayor de 65 espera su soporte de cadera por más de 5; a veces, nunca le llega. Una mujer que ha intentado suicidarse pierde sus derechos de “asegurada” en EsSalud, quien la castiga obligándola a pagar íntegramente su tratamiento de recuperación post suicidio (hospitalización, medicinas y asistencia siquiátrica y sicológica). Lo que magnifica un problema que se asienta sobre el ridículo presupuesto asignado en el sector Salud y la negación de derechos hasta producir la muerte.

Es importante recalcar que una persona con discapacidad que no goce del derecho a la salud no podrá gozar tampoco del derecho a la educación ni al trabajo ni a la recreación ni podrá alcanzar un nivel mínimo de vida independiente, pues la salud se convierte en la primera escala de derechos sociales, casi en una “rampa” directa hacia el disfrute de los demás derechos, pero también, es una consecuencia de todos los determinantes sociales.

Foto: Difusión

Reconociendo que la salud es, quizás, el derecho más importante e imprescindible para una persona con discapacidad, a tal punto que esta se deteriora fatalmente si no recibe tratamiento inmediato y oportuno, ¿qué deberían hacer el Presidente de la República, el Ministro de Salud y las comisiones de Salud y Discapacidad del Congreso, en lugar de apoyar esta Teletón? Algunas primeras medidas: 1) Exigirle al Ministerio de Economía y Finanzas más presupuesto para Salud y discapacidad, fortaleciendo la salud pública y universal, no cheques millonarios para una clínica privada. 2) Eliminar el SISFOH, que actúa como una potente barrera para que las personas con discapacidad que no tienen otro seguro y que “no son pobres” (el Ministerio de Inclusión y Desarrollo social dice que con 270 soles ya no lo eres) puedan acceder al SIS no contributivo. Es decir, SIS para todas y todos. 3) Ampliar las coberturas de atención en el SIS y EsSalud. 4) Invertir en infraestructura y accesibilidad comunicacional en los hospitales. ¿Por qué no hay siquiera una sola intérprete de señas en un hospital o carteles con símbolos Braille? 5) Reconsiderar la economía de las familias, sobre todo, de las mamás cuidadoras cuando se movilizan a los centros de salud buscando rehabilitar a sus hijos e hijas o quienes, desde zonas lejanas, acuden al Instituto Nacional de Rehabilitación en Lima, el único hospital público especializado para toda la población con discapacidad.

¿Ven? Estamos hablando de derechos y políticas públicas, no de la caridad que una Teletón pueda resolver cada 365 días. Y menos, a través del sector privado. Desde ForoSalud promovemos el acceso universal, integral y solidario, sin embargo, para las personas con discapacidad en el Perú la salud continúa siendo segmentada, parcializada, jerarquizada, con mucho gasto de bolsillo, demasiado excluyente. Una salud “ancha y ajena”.

¡POR EL BUEN VIVIR, CONSTRUYAMOS LA SALUD QUE QUEREMOS!

Fuente: ForoSalud 

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