Autor de “Las tumbas de Uchuraccay” discrepa con informe de nobel Vargas Llosa sobre la masacre
Entrevista: Diego Quispe Sánchez / Conexión Vida
Hace 34 años, ocho periodistas perdieron la vida en la localidad ayacuchana de Uchuraccay. Tres de los reporteros que padecieron la tragedia (Willy Retto, Félix Gavilán y Pedro Sánchez) fueron corresponsales de José María “Chema” Salcedo – exdirector del Diario Marka -, quien aún recuerda el instante en que bajó del helicóptero para fotografiar los detalles de una de las tragedias más impactantes en el periodismo. Al momento de capturar las imágenes de los cadáveres, decidió enviar los rollos de la cámara a Lima, pero luego tomó la decisión de no publicar las fotografías por respeto a los parientes de las víctimas
Salcedo confiesa que aún lo llaman de distintos medios de comunicación – tanto peruanos como extranjeros – para escuchar su testimonio acerca de la matanza de los periodistas y siente nostalgia al recapitular el incidente. La última vez que visitó Uchuraccay fue hace doce años debido a una campaña navideña y llegó a pie, como los ocho mártires de aquel 26 de enero de 1983.
Hoy se cumple un año más de esta tragedia, ¿fue el suceso más importante en su vida periodística?
Indudablemente. Fue el más terrible de mi vida. Ahí por primera vez fotografié cadáveres. Cuando estábamos entrando al helicóptero, donde había un cupo limitado, yo era director del Diario Marka, un medio de izquierda y de oposición al gobierno. El fotógrafo no pudo subir y me dio la cámara.
Usted criticó el informe de Mario Vargas Llosa acerca de Uchuraccay
Sí, porque no incluyó los resultados de la autopsia. Me parece increíble, ¿cómo puedo hacer el informe de un crimen si no tomo en cuenta esos detalles? Vargas Llosa fue muy subjetivo. Recuerdo que por esa época se rumoreaba que iba ser primer ministro de Fernando Belaúnde y de alguna manera el gobierno lo utiliza por ser un personaje ilustre. La tesis del gobierno era que se había producido la famosa confusión entre reporteros y senderistas. Esa información llega a todas las embajadas del Perú.
Recuerdo que hace tres años mencionó la siguiente frase en referencia a Vargas Llosa: “No dejes que la verdad te malogre una buena historia”.
Es que a veces el problema del periodista es eso, de escuchar lo que quiere escuchar, leer lo que quiere leer y lo que ocurre es que nadie se atrevió a hacer una investigación seria.
¿Y esto se debe a un desconocimiento de la realidad del Perú?
Mira, por ejemplo, Vargas Llosa indirectamente da a entender que Uchuraccay era otro Perú. Aparentemente según las fotos, se ve varias interpretaciones de lo que fue y es el país. Lo más fácil es decir que hay uno o dos Perú, pero en la práctica las cosas no son así. Y en el libro que escribí revelo que la comunidad de Uchuraccay no estaba aislada de las demás provincias.
Como también lo sostuvieron en su momento los hermanos Tipe.
Ellos sacaron un libro con mucha más información de la que yo tuve. Entrevistaron a testigos de la masacre, pero en fin, hay diversos puntos de vista. Los hechos nunca son objetivos.
El informe de la Comisión de la Verdad, ¿deja una herida abierta?
Para mí sí porque le dan toda la razón a Vargas Llosa y que me perdonen mis amigos que fueron de izquierda. Se produjo una alianza insólita entre el nobel y la izquierda antigua. En segundo lugar, critican duramente a Luis Morales Ortega. Él es la última víctima de Uchuraccay al ser asesinado en 1991 por un grupo presuntamente paramilitar. Lo acusan de tratar mal a la población lo cual me parece algo intolerable porque él fue un gran defensor de la libertad de expresión en momentos difíciles. Ese tratamiento de la CVR me produjo un resentimiento.
¿El informe estuvo muy “ideologizado”?
Creo que sí. Se trata de bajar la gravedad de la masacre y exculpar al régimen de aquella época.
Por la violencia en los años 80 y 90, uno llega a la conclusión de que la catástrofe en Uchuraccay es una de las más grandes manifestaciones de barbarie producto del miedo y el terror.
Efectivamente. Hay momentos tensos socialmente y en esa época la sierra estaba muy convulsionada. Sendero entraba y salía cuando quería. A eso súmale el abundante consumo de alcohol y el estrés en las comunidades. Además, recibieron la consigna de que podían matar a cualquiera que llegase por tierra y no les iba pasar nada.
¿Y usted como califica la actitud del expresidente Belaúnde ante esa coyuntura?
Nadie lo ha querido enjuiciar a él. Belaúnde da un famoso discurso que dice que de alguna manera, las comunidades tienen que defenderse y justifica los actos de los militares. En su periodo hubo grandes violaciones de derechos humanos.
Es lo que se conoce como guerra no convencional.
Claro, y hay responsabilidad política de Belaúnde.
Las imágenes capturadas por Willy Retto detallan que la masacre no solo fue en el campo.
Por los menos a uno lo mataron en el local comunal. Yo estuve ahí y vi huellas de sangre. Eso se comprobó después con la confesión de los pobladores. La teoría de que les tiraron piedras es falsa.
Yo destaco su compromiso y solidaridad con sus colegas al ir personalmente al punto del siniestro.
Si no tienes solidaridad con tu compañero, ¿qué le puedes pedir a la vida? Si no valoras la amistad estás jodido. Los muchachos no fueron a Uchuraccay de vacaciones sino porque yo los mandé.
Han pasado casi 40 años y lo que me sorprende enormemente es que este caso sigue despertando curiosidad. No conozco algo similar.
Gracias
No, gracias a ti.